[vc_row][vc_column][vc_column_text]El artista nicaragüense Carlos Mejía Godoy, autor de la Misa Campesina, envió una carta a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) para expresarles su deseo de que la Iglesia Católica suspenda el veto impuesto en la década de los 80 contra este canto de la Iglesia Popular por el entonces arzobispo Miguel Obando y Bravo, en esos años férreo opositor de la Revolución Sandinista, y luego ratificada en 1989 por el papa Juan Pablo II.
A continuación la misiva íntegra de Mejía Godoy:
CARTA ABIERTA A LA CONFERENCIA EPISCOPAL
Muy estimados Sres. Obispos:
Vengo de una familia católica. Nuestros padres nos inculcaron amor cristiano y un respeto absoluto hacia los hermanos de otros credos. Mi profesor de primer grado fue el Maestro Gonzalo López del Valle: Pastor evangélico, íntegro en toda la extensión de la palabra. Desde niño, he seguido su ejemplo.
Ingresé al Seminario en 1955, regentado por sacerdotes de España. Entre ellos surgió José de la Jara. Me invitó a crear la Misa Popular Nicaragüense. Decliné ese honor. Pero, raíz del terremoto, viví mi segunda conversión y recuperé la fe en una iglesia más identificada con los que sufren. Así, surgió una segunda Misa, siempre enraizada en la identidad cristiana y aderezada con el habla nicaragüense: teología descalza, que no ve a un Dios-Zeus, castigador, ceñudo e inquisidor; sino a ese Jesús “de a pie”, compasivo, solidario; que trabaja de sol-a-sol y comparte nuestras penas y alegrías. La Misa se grabó, enfrentado a la dictadura, Se empezó a cantar en algunas parroquias. La Jerarquía, sin emitir un comunicado, orientaba a sus sacerdotes no permitir dicha obra. El comentario que se escuchó: “No cumple con el orden litúrgico, tiene graves omisiones y sus textos irreverentes son una ofensa a Dios.” Confieso que sentí una inmensa tristeza, pero no me confronté jamás con ningún sacerdote ni prelado. Y si la memoria no me falla, a pesar del éxito y la proyección que la Misa adquirió, no existe un documento mío, escrito o verbal, contra quienes la rechazan. Monseñor Iniesta, Obispo de Madrid, me entregó el PREMIO BRAVO en l979. Sin un ápice de triunfalismo, pero sí muy satisfecho por mi perenne lucha, acepté esa presea. Durante la militancia sandinista en los 80, mantuve una cordial relación con los sacerdotes y obispos. A tal grado, que Mons. Miguel Mántica hace unos años visitó las tertulias en casa de su tío Carlos, y solicitó el apoyo para componer una canción, dedicada al Centenario de la Iglesia. Me puse a trabajar de inmediato. Sin protagonismos – señores obispos son testigos- me reuní con ustedes en Estelí. Y, de manera fraternal y consensuada, lo declaro muy honrado, recibí la aprobación por unanimidad.
Hago esta remembranza, a raíz de experimentar una de las vivencias más impactantes de mi existencia: Cantarle al Papa Francisco, nuestra Misa Campesina, con la autorización del nuncio apostólico, Monseñor Girasoli. Confieso: un verdadero milagro, que no estuvo jamás en la agenda de mis utopías. En honor a la verdad, nunca ha pasado por mi mente hacer gestiones oficiales, para solicitar al Vaticano desmontar el llamado “veto” (palabra que nunca usé). Mi viaje a Perú tenía un propósito concreto: la Misa traducida al quechua. Sin estar enterado, la Embajadora Marcela Pérez Silva solicitó entonar, en las afueras de la Anunciatura, dos canciones. Sorpresivamente el Nuncio dijo: Pueden cantar toda la obra, mientras Su Santidad se prepara para salir al balcón y bendecir a los fieles. Lo demás, sólo Dios sabe por qué sucedió: Mientras cantábamos por segunda vez El Dios de los pobres, apareció el Papa sonriente. Por respeto, diluimos las notas, mientras la multitud ovacionaba al Pontífice. Y, sin imaginarnos que él fuese tan receptivo a nuestro homenaje, dijo textualmente, después de impartir su bendición: LOS FELICITO POR LA MUSICA Y POR EL CANTO. GRACIAS…! PIDO UN APLAUSO PARA ELLOS QUE ESTAN CANTANDO.
Noticia relacionada: Carlos Mejía Godoy le cantó la «Misa campesina nicaragüense» al papa Francisco
Desde ese momento, las imágenes le dieron la vuelta al mundo. Sin ocultar la emoción, en mi mente se anidó una reflexión: No voy a enredarme emocionalmente. Ni caeré en la arrogancia de creer que ya está todo solucionado en torno a la situación de la Misa en Nicaragua. Millares de personas hicieron una lectura correcta de este suceso. Pero no faltaron quienes –de manera irrespetuosa- empezaron a echar leña al fuego, afirmando que “los obispos de Nicaragua no van a cuestionar al Papa, y ahora tendrán que tragarse la misa que prohibieron”.
Lejos de avalar esa frase irrespetuosa y fuera de lugar, aclaro con toda la serenidad de mi corazón cristiano: No son las palabras de Su Santidad, las que van a decidir el rumbo de la Misa. Asumo que la Conferencia Episcopal actúa con total independencia. Y, si las cosas se mantienen igual que antes de este suceso, yo voy a seguir mi camino, con crecido entusiasmo, y aún más comprometido con mis valores. Y, por supuesto, voy a acunar en mi memoria un regalo que Dios me otorgó, sin pedírselo.
Finalizo esta carta, con una plegaria: Que el Señor bendiga a nuestros hermanos obispos, para que sigan realizando su labor pastoral. VIVA EL PAPA FRANCISCO! VIVA NICARAGUA…!
Carlos Mejía Godoy
……………………
Aclamada en el mundo, vetada en Nicaragua
La Misa campesina nicaragüense es un álbum de nueve canciones que fueron creadas por Mejía Godoy en 1975 para ser interpretadas en la liturgia católica, especialmente, durante la eucaristía. Esta composición artística refleja la vivencia de un Dios cercano al sufrimiento y la alegría del pueblo. Su autor introdujo elementos de la cultura del país centroamericano, como los Sones de toros, las marimbas, y otras expresiones del folclore nacional.
Asimismo, la Misa campesina se valió de la renovación que significó para la Iglesia el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Obispos Latinoamericanos de Medellín en 1968, de la que surgió una opción preferencial por los pobres con el fin de mostrar una espiritualidad encarnada en las vivencias de los pueblos del continente, los que, en ese momento, eran subyugados por dictaduras militares, como la nicaragüense.
En 1979, la Conferencia Episcopal Española (CEE) le otorgó a Carlos Mejía Godoy el premio ¡Bravo! por haber compuesto la Misa campesina.
En el mismo año, varios artistas españoles de fama internacional, como Elsa Baeza, Miguel Bosé, Ana Belén y el dúo Sergio y Estíbaliz, grabaron la Misa campesina en versión pop, la que acaparó las listas de ventas en España y consolidó a Mejía Godoy como compositor y cantante.
Del mismo modo, la Misa campesina fue un aliciente para varias comunidades católicas que suscribían la opción preferencial por los pobres. Muchos de sus cantos aún se pueden apreciar en cancioneros de misa de países tan lejanos, como Chile, México, Perú o España.
Sin embargo, la jerarquía católica nunca aprobó la Misa Campesina en Nicaragua. En 1976, el obispo de León y presidente del Episcopado, Miguel Salazar, prohibió sus cantos por considerarla «no apta» para la liturgia de la misa.
A pesar de esta situación, todas las composiciones musicales de Mejía Godoy fueron tomadas para apoyar la liberación de Nicaragua. En esa época, la Iglesia católica logró que la población se organizara y estuviera a favor del derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
Tras el triunfo de la Revolución en 1979, la Misa campesina empezó a cantarse en las parroquias sin la venia oficial del Episcopado.
Durante la época de mayor conflicto entre la Iglesia y el gobierno revolucionario, el entonces arzobispo Miguel Obando, férreo opositor de la Revolución y del sector más progresista de la Iglesia que apoyaba el proceso, prohibió cantar la Misa campesina, que fue ratificada en 1989 por la Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede bajo el pontificado conservador de Juan Pablo II (1978-2005).
A pesar de la prohibición canónica, en algunas parroquias y capillas administradas por religiosos —cuyo pensamiento es más moderno que el del clero diocesano—, se sigue entonando la Misa campesina.
En 2015, en un reportaje de la periodista Mónica García titulado «La misa prohibida», el sacerdote Julio Arana, vicario de Justicia de la Arquidiócesis de Managua, aseguró que la Misa campesina nunca fue prohibida de manera taxativa por la jerarquía católica nicaragüense. «Algunas personas querían que se cantara la Misa campesina todos los domingos en todas las misas», señaló el cura.
El sacerdote diocesano, muy cercano al arzobispo Leopoldo Brenes, explicó que, inicialmente, se permitió cantar la Misa campesina «como una cuestión folclórica».
«… pero hay que entender que los cantos de la misa de Carlos Mejía Godoy respondieron a una realidad propia de la época, una situación política específica y en el marco de la Teología de la Liberación. Pero, la Iglesia jamás ha prohibido que se cante la Misa campesina. No existe documento alguno que la haya prohibido de forma expresa», afirmó el padre Arana.
En 2015, el cantante Luis Enrique Mejía Godoy —hermano de Carlos Mejía Godoy— le entregó al papa Francisco en Roma un disco de la Misa campesina con el propósito de que el principal líder del catolicismo levantara la prohibición eclesiástica contra esta composición musical.
Con información de Israel González Espinoza
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]