Los fanáticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo continúan acechando a los representantes de la Iglesia católica. El sacerdote Eliar Pineda, de la Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles en Jinotega, denunció que el primero de enero los simpatizantes de la dictadura hicieron manchas a su camioneta. Según la denuncia, fueron paramilitares en motocicletas quienes marcaron con las siglas del FSLN.
Por otro lado, manifestó que ese día antes de iniciar la procesión regalaron 400 banderas grandes y 200 pequeñas de Nicaragua y de la Iglesia; mismas que los feligreses ondearon durante la actividad religiosa. También detalló que cargaron pancartas de apoyo al clero, los obispos y con mensajes de justicia por todos los nicaragüenses asesinados en el marco de la represión en abril 2018. El jerarca, denunció que lo han amenazado con matarlo y que desde hace medio año los guardias orteguistas lo asedian y califica a Ortega de “malévolo”, “desquiciado”, “bestia” y cree que es “el diablo personificado”.
El 30 de diciembre de 2019, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo excarceló y mandó a sus casas a 91 presos políticos bajo la condición de “convivencia familiar”. Los ciudadanos habían permanecido secuestrados por haber denunciado las violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses, perpetrados por grupos paramilitares y oficiales de la Policía Nacional. Para abogados penalistas, esta ley es aplicada ilegalmente, ya que ni siquiera han llevado procesos penales.
El cambio de medida carcelario lo establece en Nicaragua la Ley 473 “Ley de Régimen Penitenciario y Ejecución de la pena” en su artículo 60, “régimen de convivencia familiar”, que recalca como un período previo a la libertad definitiva, cuyo objetivo es “fortalecer las relaciones del privado con su núcleo familiar, preparándolo para su vida social al recuperar su libertad”. Sin embargo, ha sido rechazada los mismos excarcelados y sus familiares.
En Nicaragua, se registró este viernes un sismo de 5.2 en la escala de Ritcher, el que sacudió las costas del Pacífico nicaragüense. El Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales detalló que el movimiento telúrico tuvo una profundidad de 81 kilómetros y se registró a 10 kilómetros al noreste de Casares, en Carazo.