Tras la salida anticipada de la administración de Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA), la defensora de derechos humanos Haydée Castillo señaló que esta nueva arremetida del régimen «debe llevar a la reflexión» a los Estados miembros respecto a cómo han manejado las relaciones diplomáticas con Daniel Ortega.
La activista, en su cuenta de Twitter, remarcó que «la radicalización del régimen Ortega Murillo y su atrincheramiento debe llevar a la reflexión a los Estados que con sus votos deciden en la OEA acerca de su actuar preventiva y oportunamente ante el rompimiento democrático».
«Tanto lo advertimos. Los más empobrecidos son las víctimas», puntualizó, en referencia al sinnúmero de demandas y denuncias que la oposición en Nicaragua ha realizado ante la OEA para exponer a la dictadura de Ortega.
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El 24 de abril, el régimen de Daniel Ortega retiró las credenciales de sus representantes ante la OEA, Orlando Tardencilla, Iván Lara y Michael Campbell, y anunció el cierre de la oficina del organismo en Managua tildándola de «instrumento del imperialismo yanqui».
La decisión fue dada a conocer mediante un comunicado leído por el canciller Denis Moncada, cinco meses después que Nicaragua anunciara su retiro de la OEA.
Moncada, acuerpado por los ahora exrepresentantes Campbell y Lara, sostuvo que el país no tendrá presencia en ninguno de los instrumentos del foro regional, los que tildó de «diabólicos». La OEA «(está) plagada de insultos, ofensas, indignidades, calamidades y agresiones», continuó diciendo el canciller a tono con el discurso violento de la vocera Rosario Murillo.
«Tampoco tendrá este infame organismo, en consecuencia, oficinas en nuestro país. Su sede local ha sido cerrada», agregó el ministro de Exteriores del régimen.
La situación ocurre un mes después que el exembajador ante la OEA Arturo McFields se rebelara contra la dictadura y denunciara ante la organización los abusos a los derechos humanos cometidos por Ortega-Murillo.