En un sorpresiva declaración ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), el embajador de Nicaragua, Arturo McFields, denunció la falta de garantías constitucionales, la situación de los presos políticos y la presión estatal contra los servidores públicos.
«Tomo la palabra el día de hoy en nombre de más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida desde el año 2018. Tomo la palabra en nombre de los miles de servidores públicos de todos los niveles, civiles y milita-res, de aquellos que hoy son obligados por el régimen de Nicaragua a fingir a llenar plazas y repetir consignas, porque si no lo hacen pierden su empleo», dijo McFields en sus palabras iniciales.
«Denunciar a la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible. Tengo que hablar, aunque tenga miedo, tengo que hablar, aunque mi futuro y el de mi familia sean inciertos, tengo que hablar porque si no lo hago las piedras mismas van a hablar por mí», continuó.
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El embajador de Ortega reveló que días antes de anunciar la salida de Nicaragua de la OEA, él propuso, en una reunión de Cancillería que liberaran a 40 presos políticos con padecimientos de salud como «algo humanitario y políticamente inteligente, ya que nadie debe morir en la cárcel siendo inocente o por falta de condiciones de salubridad mínimas o inexistentes. Nadie me hizo caso».
«En ese momento se me dijo “no vamos ni a tomar nota de ese comentario porque podrías perder tu empleo y a la derecha entre más se le da más quiere”. En el gobierno nadie escucha y nadie habla. Lo intenté varias veces, durante varios meses, pero todas las puertas se me cerraron», dijo Arturo McFields.
«Desde el año 2018 Nicaragua se convirtió en el único país de Centroamérica donde no hay periódicos impresos, no hay libertad para publicar en redes sociales, no hay organismos de derechos humanos, no existen partidos políticos independientes ni elecciones creíbles, no existe separación de poderes sino poderes fácticos», añadió.
El embajador que se reveló a Ortega terminó su intervención con un mensaje esperanzador para los funcionarios públicos y la ciudadanía Nicaragua, que aseguró, está «cansada» de la dictadura.
«Aunque pareciera que todo está perdido todavía hay esperanza. Quiero decirles que la gente de adentro y la de afuera está cansada, cansada de la dictadura y de sus acciones, y cada vez van a ser más lo que digan basta», dijo.
«Porque la luz puede más que las tinieblas, por- que el amor es más fuerte que el odio, porque se puede engañar a la gente por un tiempo, pero no permanentemente. Porque Dios a veces tarda, pero nunca, NUNCA olvida», finalizó.