La primera jornada del cónclave para elegir al nuevo Papa ha concluido sin consenso entre los cardenales electores. A las 21:04, hora de Roma, una espesa fumata negra emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, confirmando que ningún candidato alcanzó los dos tercios de los votos requeridos para convertirse en el nuevo pontífice de la Iglesia Católica.
El cónclave, compuesto por 133 cardenales con derecho a voto, comenzó formalmente este miércoles con la misa Pro eligendo Pontifice, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. En su homilía, Re exhortó a los purpurados a dejar de lado intereses personales y buscar la voluntad divina con humildad y discernimiento.
Tras la misa, los cardenales ingresaron en silencio a la Capilla Sixtina, donde juraron mantener el secreto absoluto del proceso. Ya aislados del mundo exterior, procedieron a la primera votación, cuyos resultados fueron negativos. La señal fue clara: la fumata negra —símbolo tradicional del desacuerdo— subió al cielo vaticano frente a miles de fieles y periodistas congregados en la Plaza de San Pedro.
La fumata negra, elaborada con una mezcla de productos químicos que aseguran su color oscuro, indica que ninguno de los nombres propuestos ha logrado el respaldo de al menos 89 cardenales, el umbral establecido para alcanzar la elección. Solo la fumata blanca, acompañada por el repique de las campanas de la basílica, anunciará al mundo que habemus Papam.
Entre los nombres que más suenan en esta elección están el italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado vaticano; el también italiano Matteo Zuppi, cercano al movimiento de San Egidio; el filipino Luis Antonio Tagle, prefecto de Evangelización de los Pueblos; el húngaro Péter Erdő, y el estadounidense Robert Francis Prevost, actual prefecto del Dicasterio para los Obispos.
El cónclave continuará este jueves con hasta cuatro votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la tarde. Si tras tres días no se alcanza una decisión, los cardenales deberán tomar una pausa de reflexión antes de retomar el proceso. La elección del nuevo Papa se realiza bajo el más estricto secreto, y solo la tradicional señal de humo permite al mundo seguir el pulso del cónclave desde fuera.
Mientras tanto, la expectativa crece entre los fieles católicos de todo el mundo, que siguen con atención cada detalle del cónclave en espera del anuncio que marcará una nueva etapa para la Iglesia.