La infestación del gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax), un parásito que se alimenta de tejido vivo al introducirse en heridas abiertas, ha afectado a 67 personas en Nicaragua, según informó el Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA). Los casos se concentran principalmente en Managua, aunque también se han registrado en departamentos como Chinandega, Carazo, Masaya, León, Granada, Rivas, Jinotega, Matagalpa, Río San Juan y el Caribe Norte y Sur. El parásito, que se reproduce cuando las moscas adultas depositan sus huevos en lesiones, ha ocasionado lesiones graves en algunos pacientes, con larvas alojadas en el rostro, los genitales y el busto.
La infestación del gusano barrenador preocupa tanto a las autoridades sanitarias como a los expertos en agroecología, debido a su impacto tanto en la salud humana como en la producción ganadera. El parásito se propaga principalmente a través de heridas abiertas en animales de sangre caliente, incluidas pequeñas lesiones provocadas por picaduras de garrapatas. Este problema es recurrente en áreas rurales con alta concentración de perros y gatos que actúan como transmisores, así como en regiones ganaderas donde la revisión y tratamiento de las heridas no se realiza de forma adecuada.
En respuesta a la crisis, el gobierno, en coordinación con el Ministerio de Salud (MINSA), ha lanzado una campaña para advertir a la población sobre la importancia de buscar atención médica profesional en lugar de automedicarse. Hasta la fecha, se ha logrado la curación de al menos 175 mil animales y se ha capacitado a más de 21 mil productores en prácticas de prevención y control. Además, las autoridades disponen de laboratorios especializados, 180 veterinarios y 100 mil sobres de veneno para enfrentar la propagación del parásito en todo el país.
Expertos en sanidad agropecuaria recomiendan medidas como la inspección diaria del ganado, tratamiento inmediato de heridas, uso de larvicidas y la notificación temprana de casos sospechosos a las autoridades correspondientes. A nivel internacional, la técnica más efectiva ha sido la Técnica del Insecto Estéril (TIE), que consiste en liberar moscas macho esterilizadas para interrumpir su ciclo reproductivo. La colaboración entre productores, veterinarios y organismos sanitarios resulta esencial para frenar esta plaga que amenaza la salud pública y la actividad ganadera en Nicaragua.
El gusano barrenador puede permanecer activo en el cuerpo humano por un período aproximado de cinco a siete días, según información proporcionada por el portal especializado del gobierno norteamericano govinfo.gov. Durante este tiempo, las larvas se alimentan de tejido vivo tras haber eclosionado en heridas abiertas donde la mosca hembra depositó sus huevos. Este proceso no solo provoca un daño significativo en la zona afectada, sino que también genera un dolor intenso y riesgo de infección si no se recibe tratamiento adecuado.
Aunque el ciclo de vida de las larvas dentro del cuerpo humano es relativamente corto, su presencia puede tener consecuencias severas si no se atiende con prontitud. Según advierten especialistas, una vez que las larvas maduran, abandonan al huésped, caen al suelo y se entierran para continuar su desarrollo en la etapa de pupa, perpetuando así la propagación del parásito. Las autoridades de salud recomiendan acudir de inmediato a centros médicos para la extracción profesional de las larvas y la aplicación de tratamientos adecuados para evitar complicaciones.