El caso de una adolescente de 13 años, presuntamente explotada sexualmente con el consentimiento de su madre en Managua, ha conmocionado a la capital. En el caso -además de la madre- hasta ahora están involucrados dos sujetos, que ya fueron acusados por el delito de violación.
El primer acusado por violación contra la adolescente fue identificado como José Bustillo Mejía, de 42 años, payaso de oficio; y Luis Khadafi Portobanco, de 38 años, profesor de danza.
Un tercer sujeto, médico de profesión, había sido involucrado como otro de los supuestos agresores. Sobre este hombre se adujo que habría abusado de la menor cuando la atendió en un hospital capitalino y confirmó que esta estaba embarazada.
Sin embargo, el galeno, indican las publicaciones de medios oficialistas, fue absuelto al comprobarse que la madre de la menor presuntamente lo habría involucrado para evitar que este diera aviso a las autoridades sobre el abuso que sufría la adolescente.
El paradero de la madre, refieren las publicaciones, por ahora es desconocido. La mujer no se ha contactado, ni vuelto a su residencia en Managua, luego que fue interrogada por la Policía.
El juicio contra Portobanco y Bustillo, acusados de violación por la Fiscalía capitalina, iniciará el próximo 19 de febrero.
La adolescente víctima de violación, al igual que sus dos hermanos de dos y once años, respectivamente, están en resguardo del Ministerio de la Familia.
Las defensoras de Las Venancias, a través de redes sociales, se refirieron al tema de la menor y resaltaron que en el casa del docente de danza acusado de violar a la adolescente también «habría que investigar si hay más víctimas entre sus alumnas». Además, señalaron que este hombre tiene antecedentes relacionados a delitos de robos.
Atenciones para la víctima de violencia sexual
Las feministas demandaron a las autoridades de Nicaragua «que lleguen al fondo del asunto, castiguen a todas las personas responsables y atiendan integralmente a esta niña embarazada producto de violación».
«Estamos perplejas e indignadas con el horror que viven las niñas y adolescentes de este país, ya que la mayoría de las víctimas de violencia sexual son menores de edad. A está chavala (la menor de 13 años) hay que ayudarla a que pase de víctima a sobreviviente. Es lo menos que podemos hacer como sociedad y Estado», escribieron las defensoras.
Las Venancias apuntan que aunque por ahora «no hay información clara, nos duele e indigna conocer la posibilidad de que una madre explote sexualmente a una hija o que un médico también se convierta en presunto victimario; que hombres adultos violen a niñas impunemente y que esta chavala después de todo lo que ha vivido sea obligada a continuar con un embarazo producto de la violación».
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La Ley 896, Ley Contra la Trata de Personas, recordaron las defensoras, incluye el concepto de explotación sexual y refiere que es «todo tipo de actividad en la que se utilice el cuerpo de una persona menor de 18 años y personas con discapacidad, aun así sea con su consentimiento, para sacar ventaja o provecho de carácter sexual, erótico, económico, comercial de reconocimiento público, publicitario o de cualquier otra índole».
Además, mencionaron que en dicha legislación se incluye, en el artículo 29, que algunas de las «responsabilidades del estado con las víctimas de este delito son brindar asistencia, atención, protección, seguridad y acceso a la justicia».
La atención primaria para las víctimas de explotación sexual incluyen entre otros aspectos la protección a la integridad física de la víctima, su identidad y privacidad; asistencia médica y psicológica especializada; y asesoría legal y psicosocial para la víctima y familiares.
«El Ministerio de la Familia, Adolescencia y Niñez debe de garantizar que las víctima del delito de trata de personas reciban las condiciones que les garanticen sus necesidades básicas y derecho humanos; y asegurar que sean ingresadas a un centro de protección con el perfil de atención de las víctimas, resguardando la protección especial y el interés superior del niño, niña y adolescente», recomendaron las defensoras de Las Venancias.