El retorno a Nicaragua es una opción que proponen y valoran algunos opositores a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, pero en este tema hay diversas opiniones que avalan la idea o la descartan tajantemente. La propuesta no es nueva, hasta 2021 había una oposición dispersa que trató de unirse para enfrentar al tirano por la vía electoral.
Esta posible «competencia» electoral llevó al régimen a encarcelar, desnacionalizar y desterrar a siete aspirantes presidenciales opositores y un nutrido grupo de activistas, periodistas, abogados y jóvenes hacia Estados Unidos.
Alex Hernández, activista político de Catarina, desterrado, desnacionalizado y exintegrante de diversos grupos pro democracia, afirmó que si la oposición quiere hablar de elecciones para lograr la salida de Ortega del poder, se debe «crear la ruta de retorno hacia el país».
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«No se pueden crear opciones electorales si antes no tengo un pie ahí. Lo primero que tiene que ver la gente que está en Nicaragua es que vos tenés la intención de avanzar en contra de la dictadura a pesar de los riesgos», aseguró en entrevista en el programa En Contacto, con el periodista Álvaro Navarro de Artículo 66.
El opositor manifestó que la gente quiere sentirse motivada por un liderazgo que guíe con el ejemplo y no solo con las palabras, que comience a manifestar intención de retar a Ortega. Aunque reconoce que estas decisiones llevan a asumir responsabilidades mayores, como la cárcel, tortura o muerte.
Asumir las consecuencias
«Se requiere tomar acciones que la gente vea y sienta que provienen de alguien que realmente quiere hacer algo por la gente. No podemos sacar a la dictadura sin sacrificios y nosotros ya hemos asumido un montón (muchos) de sacrificios», indicó.
Enrique Martínez, activista juvenil, vocero de PUDE y miembro de AVANZA, coincide con Hernández en que la juventud nicaragüense no apostará por una «salida armada» de la dictadura de Daniel Ortega.
«La ciudadanía no puede perder la fe y tampoco puede dejarse guiar de esos discursos, que considero, fragmentan más. Ese discurso es la vía armada. Demasiado ha sufrido el pueblo de Nicaragua. Yo le digo a estos actores: “no tienen a los jóvenes dispuesto a eso”», refirió.
Asegura que regresar a Nicaragua no es un tema lejano, son temas que siempre se abordan y están presentes, que están ahí. «Surgen posiciones a favor o en contra, son temáticas que son necesarias abordarlas», remarcó.
«Los jóvenes estamos dispuestos a regresar a Nicaragua y dar la cara por el pueblo, salir a las calles, movilizar a la gente de ser necesario. Nos estamos enfrentando a una dictadura, incluso estamos poniendo en riesgo nuestra vida, pero es necesario», afirmó sin dar mayores detalles.
«La ciudadanía nicaragüense necesita gente que los enfoque y que realmente impulse ese clamor de abril cívico y pacífico. Y lo vamos a hacer, yo estoy seguro; siempre y cuando exista mayor engranaje de los actores, que es el principal desafío que está presente. Se puede y yo tengo la esperanza», añadió.
«Yo no voy a hacer una locura»
Luciano García, desnacionalizado por la dictadura y un político liberal, afirmó que él no cometerá la «locura» de regresar a Nicaragua mientras siga Ortega en el poder porque podría sufrir cárcel.
«¿De qué me sirve irme a encarcelar cuando puedo hacer otras cosas? ¿Porqué no se va él (Alex Hernández) de vuelta? No quiero ser presidente de la República, ni alcalde, concejal o diputado. Solo quiero regresar a mi país. Yo no voy a hacer una locura. Que se consiga la gente Alex (Hernández) y que se vaya a internar a Nicaragua, a ver si eso va a botar a la dictadura», dijo.
«Hay que ser responsable en lo que decís. Es fácil hablar del diente al labio y culpar a otros. Me parece que ese tipo de lenguaje no abona, porque confronta, te dice “andá vos” y no va él», remató.
La oposición nicaragüense está organizada en el exilio en diversos grupos. La unidad no la han logrado en seis años de crisis sociopolítica. Ortega los ha sometido a cárcel, tortura y exilio. Pese a todas esas consecuencias no han podido aglutinarse en un bloque común para hacer frente al régimen.
Cuando se intentan unir se crean nuevos grupos, incluso algunos opositores participan en más de una de esas organizaciones que solo cambian de siglas y mantienen los mismos discursos.