Doña Martha López es una veterana que habita en el barrio San Miguel Arcángel, de la ciudad de Masaya. Ella es estricta con las tradiciones de Cuaresma y con el cumplimiento del menú culinario de la temporada, prácticas que heredó de sus padres.
A sus 85 años, López aún conserva su espíritu joven y carismático, pero con cierto sabor agridulce por su dependencia a una silla de ruedas, producto de una fuerte caída que la dejó imposibilitada para volver a caminar.
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Sus manos débiles y blancas nos señalan la cocina dónde se imponía con implacable fogón cada Cuaresma, el cual fue protagonista de sus innumerables recetas de la temporada. En su memoria, conserva con claridad cada una de sus historias pasadas junto a sus padres y abuelos, cuando se reunían para compartir las tradicionales comidas de la Semana Mayor.
Antes de que sus pies dejaran de trabajar como hasta ahora y que sus manos se cansaran con el pasar de los años, su pasión era la cocina y el deleite de su familia. Les preparaba exquisitos platillos tradicionales, sobre todo de Cuaresma como la sopa de queso y el almíbar.
Tiempos felices
Su familia no es muy numerosa, pero sí se caracteriza por la devoción a las celebraciones de la Iglesia católica. Para ella, la Cuaresma es un capítulo de compromisos y amor a su fe, pero también para recordar los exquisitos sabores de la cocina nicaragüense.
Actualmente no puede cocinar debido a su incapacidad física, pero recuerda cada uno de los momentos junto a sus padres y abuelos, cuando en el pasado se reunían para compartir comidas propias de este tiempo.
En sus memorias viven aquellos Jueves Santos, cuando su familia se preparaba con «tamales pisques, cuajadas, chicha, cosa de horno, pinolillo y almíbar», para recibir el Viernes Santo como un «día de guardar».
Para ella y su familia era imprescindible asistir a la procesión del viacrucis del Viernes Santo, que salía de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción hacia el templo de El Calvario, la cual sigue siendo una de las peregrinaciones más características, pintorescas y afamadas de la iglesia en Masaya, pero que ha sido prohibida por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«Hacíamos pinolillo, tamales pisques, arroz con pescado, no hacíamos nada de carne de res, ni de chancho, en su lugar hacíamos sopa de queso y rosquillas», recuerda.
¿Qué pasa con la Semana Santa?
Su abuela Azucena siempre le inculcó creencias muy antiguas, como aquellas acciones que no podías hacer en Semana Santa cuando aún eras niño. Doña Martha atesora esos hermosos momentos de aprendizaje y herencia familiar como signo de respeto y temor a la Semana Mayor, cuando la iglesia, te invita a vivir con devoción y sometimiento la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
«Uno a veces se pregunta: ‘¿Qué pasa con la Semana Santa?’ O hay malos padres o malos hijos, porque nadie respeta nada, por eso hay tantas desgracias. Que el señor Jesús nos tenga misericordia. Un consejo: guárdese en su casa con sus hijos, rece y esté en paz», recomendó la anciana.