El destierro y desnacionalización de opositores políticos, que ha dejado en condición de apatridia a cientos de nicaragüenses, ejecutados por los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo; es una acción de «terrorismo de Estado», por lo que solo pueden ser comparados con el fascismo de Hitler, señalan organizaciones derechos humanos.
El Colectivo Nicaragua Nunca Más, recordando el primer aniversario de la excarcelación y destierro de los 222 presos políticos expulsados a Estados Unidos el nueve de febrero de 2023, deploró que la dictadura Ortega-Murillo aplique la apatridia como parte de sus métodos represivos.
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«Deploramos y denunciamos el uso de la apatridia por parte de la dictadura de Nicaragua como mecanismo de represión», señaló el organismo defensor en un comunicado hecho público este viernes.
Asimismo, el Colectivo solicitó «una vez más a la comunidad internacional» que no olvide «a los que se les ha negado su derecho de ser nicaragüenses y de aquellos a los que se les ha impedido la entrada a su propio país, desterrándolos de facto y convirtiéndolos también en apátridas».
Violaciones al derecho internacional
La organización defensora, que por la represión de la dictadura en Nicaragua tiene que trabajar desde el exilio, recordó que, entre las violaciones de derechos humanos cometidas por Ortega y Murillo en complicidad con el Poder Legislativo y el Poder Judicial contra los 222 excarcelados el año pasado, están la violación al artículo 9 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que establece que «nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado».
Asimismo, señala que, el Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional (CPU), tipifica como «crimen de lesa humanidad» el desplazamiento forzoso de las personas afectadas por expulsión u otros actos coactivos, de la zona en que estén legítimamente presentes, sin motivos autorizados por el derecho internacional».
«Día del orgullo de ser nicaragüense»
La dictadura de Nicaragua despojó hace un año de su nacionalidad a 317 nicaragüenses, incluyendo a monseñor Rolando Álvarez; a otros 100 les ha impedido regresar a su país, convirtiéndolos de facto en apátridas, «despojados de todos sus derechos e irrespetando las obligaciones internacionales que compelen al Estado de Nicaragua a respetar el derecho a la nacionalidad y conexos», denuncia la organización de derechos humanos.
Desterrar a opositores políticos, indica el Colectivo, «es una práctica (que fue) utilizada por los nazis y Adolfo Hitler, en Alemania, y por el dictador Augusto Pinochet, en Chile».
Ante tales violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses, que no tienen precedentes en la historia del país, el Colectivo propone que, «el 9 de febrero se declare el día del orgullo de ser nicaragüense, y la fecha en que nos unamos como patriotas para defender el mejor futuro que se merece nuestro país».
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Asimismo, acusó a los dictadores Ortega y Murillo de ser traidores a la patria porque son los responsables de «delitos de lesa humanidad» por los que tarde o temprano deberá enfrentar a la justicia.
Por su parte, la organización Nicaragua Lucha calificó el destierro y desnacionalización de nicaragüenses como «uno de los hechos más funestos de la historia reciente de Nicaragua», que además confirma la deriva totalitaria del régimen Ortega-Murillo.
«Denunciamos el uso de la privación de nacionalidad y la cancelación de la personalidad jurídica (derechos civiles y sociales) como un método más de terrorismo de Estado. Nos resistimos a que esta práctica de crueldad sea normalizada, ni en Nicaragua, ni en ningún lugar del mundo entero», señala Nicaragua Lucha en un comunicado.
Asimismo, la organización opositora alentó a los países del mundo, solidarios con el pueblo de Nicaragua a «activar su jurisdicción en justicia internacional para iniciar procesos de judiciales por los crímenes de lesa humanidad», contra los dictadores.