Con el destierro arbitrario de los monseñores Rolando Álvarez e Isidoro Mora, obispos de las Diócesis de Matagalpa y Siuna, respectivamente; el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo deja «desprotegidas» a las parroquias y comunidades religiosas administradas por los dos jerarcas católicos expulsados de Nicaragua.
El periodista nicaragüense exiliado en España, Israel González Espinoza, dijo a Artículo 66 que una de las principales consecuencias para los feligreses y entidades católicas es «la dificultad para que las Diócesis desarrollen los planes pastorales que se habían planificado» antes de que los obispos se viesen obligados a abandonar forzadamente el país, el 14 de enero de este año.
Del mismo modo, González Espinoza considera que se priva a los católicos de «una atención pastoral integral», debido a que el «ministerio del obispo, un ministerio de estímulo, unidad y acompañamiento a la comunidad cristiana, como pastor de una jurisdicción eclesiástica, no funcionará igual sin el obispo presente».
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Además, el periodista especializado en temas religiosos destacó que el obispo mantiene atributos exclusivos «como confirmar a los jóvenes, perdonar ciertos pecados que están reservados nada más al obispo diocesano» y ante la ausencia de esta figura católica, «el daño que se le ha hecho a la feligresía es bastante grande».
Sin embargo, González Espinoza espera que a través de los consejos presbiterales, quienes actúan cuando no está un obispo, «los sacerdotes sabrán ir dando respuesta de una manera creativa a esta crisis que ha generado el régimen orteguista».
Obispos mantendrán su cargo
Aunque monseñor Rolando Álvarez y monseñor Isidoro Mora se encuentren fuera del país, el corresponsal exiliado aseguró que los líderes religiosos conservarán su cargo de obispos. «El Vaticano lógicamente no ha contemplado esa posibilidad porque sería, de alguna manera, deslegitimar el ejemplo de fe y valentía que han tenido estos religiosos con respecto a la Iglesia de Nicaragua», destacó.
Para sostener su argumento, ejemplificó el caso de monseñor Silvio Báez, religioso exiliado en Miami, Florida, quien en la más reciente reunión que tuvo con el papa Francisco, el 20 de enero, fue ratificado como el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua.
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«Estoy seguro de que monseñor Rolando Álvarez va a continuar en Matagalpa y monseñor Isidoro Mora, en Siuna. Aunque en esas diócesis, sean los consejos presbiterales quienes asuman ‘un poco’ la tarea de coordinar la vida cotidiana de las parroquias y de la Diócesis», reiteró el periodista.
González Espinoza estima que el Vaticano mantendrá sin obispos a las Diócesis afectadas «mientras la persecución religiosa continúe alta en Nicaragua». Destacó que monseñor Álvarez también funge como administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, que es un cargo que «va unido ahora al de obispo de Matagalpa», y por eso no se le puede «arrebatar tan fácilmente».
«El Vaticano no contempla ese tipo de posibilidades porque sería una afrenta a los hombres y mujeres que han recibido a los religiosos en la Santa Sede», afirmó González.
«Pueden ayudar desde el exterior»
El periodista resaltó que si los religiosos desterrados mantienen sus cargos aunque estén fuera del Nicaragua sucederá lo mismo con sus tareas pastorales. «Mientras el régimen orteguista esté en el poder, es muy difícil que estos hijos de la Iglesia puedan continuar su labor con libertad dentro del país», lamentó.
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González Espinoza señaló que los obispos Álvarez y Mora tienen la posibilidad de imitar las acciones humanitarias que Báez realizó desde su exilio. «Monseñor Báez tiene un ministerio de estímulo, acompañamiento y atención pastoral en la iglesia de Santa Aghata, Miami, donde atiende a una gran parte de la comunidad nicaragüense que está exiliada en esa ciudad», expuso el periodista. Agregó que Báez también «ha abierto la posibilidad de atender a cubanos, venezolanos y gente que hace parte de la diáspora latina».
Sin embargo, indicó que el destino y las responsabilidades religiosas de los jerarcas desterrados serán decididas por el papa Francisco. «Él les puede decir: ‘Manténganse en Roma’ o ‘ustedes tienen libertad para moverse a una diócesis donde tengan la posibilidad de ser acogidos y de acompañar al pueblo de Dios», manifestó.
Desde su residencia en España, González afirmó que hay obispos y Diócesis locales que «están completamente dispuestos a recibir a monseñor Rolando Álvarez, monseñor Isidoro Mora y los otros sacerdotes que han sido desterrados de Nicaragua».
Régimen desterró a otros 17 sacerdotes
Además de desterrar a monseñor Rolando Álvarez y monseñor Isidoro Mora, el régimen de Nicaragua tuvo encarcelados hasta el 14 de enero de 2024 a otros 15 sacerdotes y dos seminaristas. La expulsión de los clérigos se produjo en horas de la madrugada. Los 19 religiosos católicos fueron enviados hacia El Vaticano, la sede mundial de la Iglesia católica, en Roma, donde ya habían sido desterrados otros 12 sacerdotes el pasado 18 de octubre de 2023.
Uno de los diecinueve sacerdotes, monseñor Pablo Villafranca, habría sufrido un infarto en su vuelo al destierro. Eso le impidió arribar junto a sus hermanos de fe y quedarse en Venezuela para después continuar su viaje.