El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo continúa con la imparable persecución a la Iglesia católica de Nicaragua. La abogada Martha Patricia Molina denunció la expulsión de los sacerdotes Ezequiel Buenfil Batún, Erick Figueroa y David Pérez. El nuevo hecho se registra a menos de una semana del destierro de 19 religiosos a la Santa Sede, entre ellos el obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez. Ese grupo fue sacado del país el domingo, 14 de enero.
«Desde el 14 de enero de 2024, los cleros pertenecientes a la orden religiosa del Santísimo Salvador, de la Diócesis de León, recibieron amenazas de la Policía cuando regresaban de celebrar la santa misa en la Parroquia Santo Tomás apóstol de Corinto», señaló Molina, a través de su cuenta oficial en la red social X.
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Según informó la investigadora de temas religiosos, los presbíteros Buenfil y Figueroa desaparecieron y luego fueron «expulsados». Posteriormente, fue secuestrado el cura Pérez, el pasado 16 de enero, quien pertenecía a la misma orden y actualmente estaba a cargo de la parroquia Inmaculada Concepción de María, del Reparto William Fonseca, en la ciudad de León.
Mientras que los sacerdotes Buenfil y Figueroa estaban a cargo de la Parroquia El Calvario-Nuestra Señora de los Desamparados, de El Viejo, en Chinandega.
Se adelantaron cancelando a la agrupación religiosa
Después del secuestro de los sacerdotes, el régimen orteguista, a través del «resucitado» Ministerio del Interior (MINT), canceló la personalidad jurídica de la Fundación Misioneros Consagrados del Santísimo Salvador, organismo al que servían los tres religiosos expulsados.
De acuerdo con las declaraciones de Molina, con la cancelación de la fundación «quedan en peligro de confiscación dos casas pertenecientes a la orden de estos religiosos. La primera ubicada en el Reparto Los Ángeles y la otra ubicada del Supermercado La Colonia, 25 metros al sur, en la Parroquia Santísimo Redentor, en Chinandega».
La organización católica se estableció en el país desde 2018 y según la información de su sitio web, son «una nueva congregación de misioneros contemplativos católicos, que nació en el año de 1986, cuando el Padre Pablo Straub cayó en conciencia, por la palabra de sus superiores e inspirado tantas veces por la Santísima Virgen María, que Dios deseaba la fundación de una nueva orden de religiosos contemplativos y misioneros».
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Su «misión esencial» era «evangelizar por medio de la Santa Misión que San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, realizaba cuando comenzó la obra de los Misioneros Redentoristas. Con el santo rosario del aurora, pláticas doctrinales de la Santa Iglesia Católica para niños, jóvenes y adultos». Ejercen sus valores católicos en otros países como México, Guatemala, Argentina y Estados Unidos.
Persecución religiosa continúa en Nicaragua
Con la reciente liberación de sacerdotes y su pronunciamiento «respetuoso y diplomático» hacia el papa Francisco, la comunidad internacional esperaba que el régimen detuviera sus ataques a la Iglesia católica, los Ortega-Murillo continúan con sus ataques a los religiosos.
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Las relaciones entre la Iglesia católica y el régimen de Daniel Ortega han pasado diversos momentos de tensión desde 2018. En total, la dictadura ha desterrado a 31 religiosos a Roma, entre ellos monseñor Isidoro Mora Ortega, de las Diócesis de Siuna, Costa Caribe Norte.
En el último grupo de 19 religiosos que fue enviado a Roma, uno de los sacerdotes, monseñor Pablo Villafranca, habría sufrido un infarto en su vuelo al destierro. Eso le impidió arribar junto a sus hermanos de fe y quedarse en Venezuela para después continuar su viaje.