El obispo auxiliar de Managua y férreo crítico de la dictadura nicaragüense, monseñor Silvio José Báez, sostuvo una audiencia con el papa Francisco, la cual fue celebrada este sábado, 20 de enero, según informó el Boletín del Vaticano.
Aunque se desconoce qué temas trataron los dos religiosos, el encuentro se da seis días después de que el régimen orteguista desterrara a Roma a 19 sacerdotes, incluyendo al obispo matagalpino, monseñor Rolando Álvarez.
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El régimen de Nicaragua tuvo encarcelados hasta el 14 de enero de 2024 a dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas. La expulsión de los clérigos se produjo en horas de la madrugada.
Los 19 religiosos católicos fueron enviados hacia El Vaticano, la sede mundial de la iglesia católica, en Roma, donde ya habían sido desterrados otros 12 sacerdotes el pasado 18 de octubre de 2023.
Tras el encuentro entre el obispo Báez y el sumo pontífice, el jerarca nicaragüense se pronunció en su cuenta de X, celebrando el encuentro y confirmando la ratificación de su nombramiento.
«El papa Francisco me invitó a visitarlo y me recibió hoy (20 de enero) en el Vaticano. Agradezco su cariño de hermano y sus sabias palabras. Me confirmó como obispo auxiliar de Managua y me mostró su interés y amor por Nicaragua. Hemos decidido encontrarnos varias veces más durante este año», escribió el religioso.
Los desterrados
El primer obispo que apareció en la lista de desterrados fue monseñor Rolando Álvarez, de la Diócesis de Matagalpa, quien estuvo encarcelado por más de 500 días por «traición a la patria» y «ciberdelitos». Junto a él, está monseñor Isidoro del Carmen Mora, obispo de la Diócesis de Siuna. El obispo Mora fue encarcelado por mantener en sus oraciones a monseñor Álvarez.
Posteriormente, se mencionó que fueron enviados el padre Óscar Escoto, vicario general de la Diócesis de Matagalpa, y el presbítero Jader Guido, tercer vicario de la catedral de Matagalpa. Ambos religiosos fueron liberados por el régimen, sin embargo, estaban bajo el sistema de «casa por cárcel» en la Curia Episcopal de Matagalpa.
Después, el Estado especificó que uno de los que salió, con destino a la Santa Sede, fue el padre Pablo Villafranca, párroco de la iglesia de Nuestro Señor de Veracruz, en Nindirí; el sacerdote Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua; el padre Héctor Treminio, párroco de la Iglesia Santo Cristo de Esquipulas; el sacerdote Marco Díaz, padre de la parroquia Santo Tomás Apóstol, del Puerto de Corinto; el sacerdote Fernando Calero, párroco de la párroco de Nuestra Señora de Fátima, Rancho Grande.
A su vez, fue desterrado el padre Silvio Fonseca, párroco de la iglesia Santa Faz y vicario de Familia y Vida de la Arquidiócesis de Managua; el sacerdote Mykel Monterrey, sacerdote de la parroquia Nuestra Señora de Candelaria; el padre Raúl Zamora, párroco del templo religioso Divina Misericordia, el sacerdote Miguel Mántica, párroco de la iglesia San Francisco de Asís.
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Los últimos sacerdotes listados son el padre Jader Hernández, párroco de la Iglesia Madre del Divino Pastor; Gerardo Rodríguez, párroco de la iglesia de Purísima Concepción; Ismael Serrano, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de la Arquidiócesis de Managua y, por último, el padre José Sandino, párroco de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores en Santa María de Pantasma.
Por último, estaban los dos seminaristas Tony Palacios y Alester Sáenz, quienes acompañaban a monseñor Isidoro del Carmen Mora cuando fue detenido.