La vicedictadora y primera dama, Rosario Murillo, soltó, otra vez, una serie de ofensas e insultos contra los opositores y sacerdotes de la Iglesia católica, en su mensaje conmemorativo por los 17 años de gobierno de la dictadura. La vocera del Estado acusó de «diablos» y «de falsa santidad» a los líderes católicos.
Murillo inició su comunicado con recuerdos de la revolución de los años ochenta y recalcó que «en Nicaragua hay paz gracias a que el pueblo luchó por conseguir esa paz», mientras mencionaba al «pueblo» cada vez que se refería al gobierno sandinista.
Sin embargo, en su lenguaje florido y rebuscado comentó que «desde la primera etapa» del Gobierno de Ortega, «hubo múltiples perversos que se dedicaron a destruir lo que el pueblo construyó». «Siempre estuvieron presentes los mismos demonios con máscaras y disfraces, solamente que eran diferentes en cada momento», añadió.
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Murillo fustigó que «ellos siembran terror, odio, maldad, egoísmo, avaricia, codicia y servilismo, pero el pueblo sigue aquí luego de vencer a esos fanáticos serviles que nacen con alma de esclavo». La primera dama insistio que «por mucho poderío material, no se pueden deshacer de su alma de esclavo, lo que los lleva al servilismo de otros porque, según ellos, tienen más poder material».
La vicepresidenta de Nicaragua llamó y condenó que «algunos dicen servir a Dios, pero sirven a los demonios como Satanás y Lucifer» y que «no aman a su patria ni su cultura». Murillo proclamó que «Dios nos ayuda a quitar máscaras y a mostrar el verdadero rostro de odio de quienes están revestidos de falsa santidad» y especificó que «engañar a la santidad es algo serio y difícil de seguir».
La primera dama, siempre aludiendo a los sacerdotes, dijo que «aquellos que dan prédicas ‘disque piadosas’ son agentes políticos», y no de cualquier política, sino de «la peor, esa que no sirve para la construcción del bienestar y que solo busca destruir».
La vicedictadora concluyó que «todas esas máscaras quieren evitar el triunfo de un pueblo sabio, sereno e iluminado, sin embargo, se consigue y eso enfurece más a los miserables». Por último, dijo que «esos tristes se enfurecen que uno hable de Dios, sin embargo, Dios es amor, no un ídolo perverso».
Los ataques verbales de la vicepresidenta contra la Iglesia católica
Durante los días festivos de Navidad y fin de año, el régimen de Ortega y Murillo desató una cacería contra sacerdotes católicos. En total, una veintena de clérigos fueron detenidos por agentes de la Policía orteguista, de los cuales más de 17 aún se mantienen encarcelados, entre ellos el obispo de Siuna, Isidoro Mora, más el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, que ya estaba en la cárcel.
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El dos de enero de este año, Murillo desató un primer ataque verbal en contra de la Iglesia católica, en donde mencionó por dos minutos amor al prójimo, para posteriormente criticar por cuatro minutos a la Iglesia.