El obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez; y el obispo de la Diócesis de Siuna, monseñor Isidoro Mora, concelebraron su primera homilía en libertad y en el destierro, tras haber sido excarcelados, junto a otros 17 religiosos, por la dictadura de Nicaragua luego de una negociación secreta entre el régimen de Managua y El Vaticano.
En unas fotografías que han circulado desde Roma, se aprecia al obispo Álvarez, visiblemente desgastado físicamente por los más de 500 días de cárcel, sometido a aislamientos de sus familiares y de su feligresía, pero con la luz de cristiano en su rostro, sonriente, ante el resto de sus hermanos católicos excarcelados, en un salón donde fueron recibidos por autoridades del Estado Vaticano.
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En una segunda fotografía se aprecia a monseñor Álvarez, junto a monseñor Mora, concelebrando una misa, probablemente en acción de gracias por su excarcelamiento. En la eucaristía, los obispos visten de color verde, correspondiente a la vestimenta de «tiempo ordinario» del calendario litúrgico de la Iglesia católica.
El color verde de la vestimenta religiosa en el rito católico representa «la naturaleza y simboliza la esperanza en la resurrección, fundamento de la fe cristiana», coincidente con el regreso de los religiosos al ejercicio de sus oficios, aunque ahora en el destierro, lejos de la feligresía en Nicaragua, de donde fueron desterrados por los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Esta es la primera misa presidida por el obispo Álvarez en 15 meses, desde aquel 19 de agosto que fue sacado por la fuerza de la residencia episcopal de Matagalpa por tropas especiales de la Policía orteguista que lo trasladaron, primero a Managua, para aislarlo en la casa de uno de sus familiares, y luego llevarlo a las mazmorras del Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo, donde permaneció aproximadamente un año condenado a más de 26 años de cárcel por supuesta traición a la patria y ciberdelitos.
El Proceso de Concertación Democrática Monteverde compartió un comunicado en el cual expuso su alivio y esperanza por la liberación de los sacerdotes. Sin embargo, la organización consideró que «este alivio se ve empañado por el destierro forzado con el cual salieron los padres, es un crimen que constituye otra violación a los derechos humanos y su constante represión en Nicaragua».
Para el organismo, este exilio constituye un «ataque a la libertad de culto y expresión en Nicaragua, lo que es una violación a los derechos esenciales». Al hablar de los derechos humanos, Monteverde recordó que «los organismos independientes no deben de olvidar a los más de 100 reos políticos en el país y, sobre todo, deben pedir su liberación y su derecho de permanecer en su patria». «El exilio no es una solución justa; solo es una extensión de la injusticia», recalcó.
Por otro lado, un grupo de organizaciones que incluye a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), comentaron que «el régimen de Ortega y Murillo continúa con su plan totalitario para desarticular a la Iglesia católica, plan que ha desterrado a 36 sacerdotes, ha expulsado a decenas de religiosos y ha impedido la entrada de otros miembros de religiones al país».
Para estos organismos, la razón por la que el régimen excarceló a los sacerdotes fue «la presión de la Iglesia católica universal como la del pueblo nicaragüense».
Por su lado, sin muchas expresiones de alegría o regocijo, el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes reaccionó a la excarcelación de los obispos, monseñor Rolando Álvarez e Isidoro Mora, y otros 17 religiosos católicos, emitiendo una «nota arzobispal» dirigida a sus «buenos sacerdotes» para notificarles oficialmente el acontecimiento y, utilizando términos muy discretos en el texto divulgado, califica el destierro de los sacerdotes como «traslado a Roma».
«Luego de un diálogo entre el Gobierno de Nicaragua y la Santa Sede, se acordó trasladar a Roma a monseñor Rolando Álvarez, a monseñor Isidoro Mora, a sacerdotes y dos seminaristas», dice la nota arzobispal, fechada el 14 de enero, pero filtrada a las redes sociales un día después.