Granada todavía «llora» la desaparición de su festival de poesía. El evento que se organizaba cada año desde el 2005, no sólo destacó a la ciudad como destino de los movimientos intelectuales del mundo, sino que además dinamizaba su economía.
«Era la temporada alta por excelencia aquí», recuerda el administrador de un hostal. En su pared tenía colgadas fotos de aquellos días, donde se aprecia a La Calzada «a reventar» de gente, las plazas «embulladas» y las instalaciones de su negocio llenas de visitantes extranjeros. «El hostal no ‘levanta’ ventas y no hay ni dónde quejarse», lamenta el pequeño empresario, que quitó y empacó las fotografías para evitar represiones políticas.
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El Festival Internacional de Poesía de Granada llegó a convertirse en una de las mayores iniciativas de pensamiento cultural en el país, que reunía a intelectuales y poetas de todo el mundo. El evento se extinguió luego de que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenara a la Asamblea Nacional anularle su personería jurídica e ilegalizar su organización, en 2019, como parte de su venganza política contra quienes, según ellos, «son enemigos».
Una «estocada» para el país entero
La poeta y novelista Gioconda Belli, quien vive un exilio forzado como gran parte de los opositores, calificó el arrebato del régimen como «una puñalada cotidiana a los esfuerzos de miles por dar a Nicaragua, desde la sociedad civil, lo que el gobierno jamás le podrá dar desinteresadamente».
Durante el evento cultural, las noches en Granada eran diferentes. En sus calles se respiraba aires de «intelectualidad, versos y rimas». Había un ambiente festivo en la Plaza La Independencia, donde se organizaban conciertos con destacados artistas nicaragüenses, como los hermanos Mejía Godoy y La Cuneta Son Machín, que ahora cantan en el exilio debido a la represión ordenada por la dictadura.
Desde las tarimas colocadas en varios lugares, se mostraban los bailes tradicionales de todas partes del país que agrupaciones destacadas llevaban al festival. «Se trataba de difundir nuestra identidad, la de todo un pueblo amante de la libertad y la diversidad que abría sus brazos al mundo para acoger el verso y la rima», compartió un poeta local que encontraba en el evento anual la mayor oportunidad de disfrutar el arte.
Durante el día, en las históricas avenidas que se ubican en las inmediaciones de la Catedral Inmaculada Concepción, se desarrollaba la Feria del Libro. Ahí las casas editoriales ofrecían importantes obras literarias de destacados escritores latinoamericanos, quienes en mucho de los casos asistían al festival, compartían impresiones con sus seguidores y firmaban sus obras.
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«Este era un importante legado cultural de nuestra ciudad y que lo hayan borrado fue una ‘barbaridad’», critica doña Miriam Fonseca, originaria del barrio La Bolsa. «Los granadinos nos llenábamos de orgullo por ser la capital de la cultura. Cada avenida se convertía en una importante tribuna para los poetas, donde todos nos acercábamos a escuchar sus versos. Ahora en esta ciudad no pasa nada», señaló.
Un gran aporte económico perdido
En Granada, los empresarios y comerciantes nunca recibieron una explicación clara del porqué el régimen anuló el Festival de Poesía. «Esta es una ciudad que vive del turismo y ese evento lo estimulaba. Ahora apenas se sobrevive», dice el dueño de otro hostal.
El festival, que se celebraba a mediados de cada febrero durante una semana, reunía a más de cien poetas de 60 países del mundo. Los artistas recitaban su poesía en avenidas, atrios, parques y en el Malecón de la Ciudad Colonial. Tras ellos, miles de personas del interior y de fuera del país asistían para vivir en persona los recitales.
«Durante la semana, antes y algunos días después, la ciudad de Granada era visitada por más de 50 mil personas, que venían a conocer a los poetas del mundo y escuchar sus creaciones literarias. Una buena parte de los turistas nacionales y extranjeros, visitaban los restaurantes y se hospedaban en la ciudad», resalta una fuente vinculada al sector turismo y quien también lamenta la extinción del festival.
Los jóvenes pensaban en «letras»
Luis Campos, un docente de un colegio privado, recuerda que durante la semana del evento los poetas y escritores llegaban a los salones de clase a conversar con los alumnos de los centros educativos de la ciudad colonial. «Estos intelectuales motivaban a los estudiantes a formar el hábito de la lectura, como un paso importante, para iniciar en el mundo de la escritura. La verdad mucho se perdió», se queja el educador.
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«Es triste que este evento, que ubicaba a la ciudad de Granada como un faro cultural ante el mundo, se nos haya arrebatado. Aquí los poetas y escritores impartían talleres literarios a los alumnos sin costo. Era un buen incentivo para tantos jóvenes que hoy pierden su tiempo en vídeos tontos y juegos en el internet», criticó el docente.
La última edición del Festival Internacional de Poesía se realizó en el año 2018, previó al estallido social que sumergió al país en una crisis que el régimen, hasta la fecha, no soluciona. Durante ese año, la población asumió su derecho a tomarse las calles para demandar libertad y democracia, pero lo único que obtuvieron fue la represión del régimen de Ortega-Murillo, que dejó como saldo la muerte de más de 350 nicaragüenses.
«En sus 18 ediciones, el Festival Internacional de Poesía de Granada reunió a más de 1,200 poetas de 109 países, se convirtió en el evento más importante de Latinoamérica y uno de los más grandes del mundo. Se logró integrar en la agenda cultural del mundo contemporáneo» , remarcaron los miembros de la junta directiva del foro cultural, luego de conocer, hace ya cinco años, la anulación de su representación legal.
Por Voces Unidas