En septiembre de 2019, el periódico El Nuevo Diario (END) anunció el cese de sus operaciones bajo el argumento de «dificultades económicas y técnicas» aunque se sabía que había detrás presiones de carácter político para desaparecer al medio de comunicación como parte de la embestida contra la prensa independiente iniciada en abril de 2018 tras la revuelta social.
A pesar de que END dejó de circular y de actualizar su sitio multimedia, su dominio web siguió en el Internet. Sin embargo, en diciembre de 2023 la página web www.elnuevodiario.com.ni que archivó casi 40 años de noticias pasó a otros dueños y ahora se convirtió en una web de tecnología, videojuegos y farándula.
En 1980, el medio END fue fundado por distintos periodistas que anteriormente trabajaron en La Prensa. En esos años, el medio sostuvo una ideología de izquierda que apoyaba a la revolución sandinista, aunque no fuese el medio oficial de ellos, tal y como era «Barricada».
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El caricaturista y extrabajador de END, Pedro X. Molina, dijo a Artículo 66 que, en su opinión, «después del triunfo de Violeta Barrios de Chamorro, el periódico estuvo un tiempo en busca de crear una nueva identidad, por lo que pasó un tiempo centrándose en hacer nota roja hasta que lograron democratizar el medio».
Molina destacó que «quisieron traer a su medio distintas voces que enriquecieran sobre todo la columna de opiniones, que ya no fuesen solo personas de izquierda sino que hubiesen opiniones de personas de derecha». Incluso después de la reelección de Daniel Ortega en 2007, Molina consideró que el medio intentó mantener ambas líneas de pensamiento, aunque esto solo fue durante la administración original.
Sin embargo, el caricaturista mencionó que «esto no le cayó bien al régimen. Comenzaron casi inmediatamente con las presiones, empezaron con lo de la publicidad, lo que afectó a muchos medios no solo a El Nuevo Diario y el resto es historia». En 2011, los dueños originales del medio se vieron obligados a vender a END, y su nuevo dueño fue el Grupo Financiero Promérica, el cual cambió la línea editorial. Molina expresó que él «tenía miedo cada vez que hacía una caricatura sobre política. Pero yo no hago Condorito, yo hago críticas sociales».
Después de las protestas cívicas de 2018, el régimen de Daniel Ortega amenazó a distintos medios independientes por reportar los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura. Este acoso llegó a su punto máximo con el bloqueo de la entrada del papel que se usaba para la elaboración de periódicos y la toma de las oficinas físicas de medios como La Prensa y 100% Noticias.
El 27 de septiembre de 2019, El Nuevo Diario anunció que iba a dejar de funcionar debido a «dificultades económicas y técnicas» y, posteriormente, las oficinas del periódico fueron demolidas. Los últimos dueños de END prometieron a los periodistas, entre ellos a Molina, que la plataforma virtual iba a seguir en línea como archivo del medio. Sin embargo, en diciembre de 2023, la plataforma cambió toda su temática, por lo que los archivos desaparecieron de Internet.
Un dominio dedicado a tecnología
La nueva página que ocupa el dominio web de El Nuevo Diario se describe como «un sitio de noticias centrado principalmente en América Latina. Cubrimos todos los temas posibles, aunque nuestros periodistas tienen mucha experiencia en el sector de la tecnología y de los videojuegos». A su vez, cita a dos periodistas que trabajan para el medio: Gonzalo Vélez y Maryam Amaya, aunque no detalla ninguna información de ellos.
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Molina expresó que «a mí lo que más me preocupa es perder la memoria histórica, porque si nosotros olvidamos nuestro pasado como dice el cliché, lo volvemos a repetir. Yo considero que también se debe de honrar la memoria de la gente que hizo un esfuerzo genuino por la profesionalización del medio al hablar del periodismo».
El caricaturista comparó la situación a como muchos periódicos y documentos de la época del Huracán Mitch durante la administración de Arnoldo Alemán en 1998, donde muchos documentos tienen un acceso sumamente restringido por las autoridades.
El dibujante dijo que «este es uno de los desafíos que nos llegan ahora con la era digital. Nosotros creemos que todo lo que nosotros ponemos en digital ahí va a estar para siempre, pero con esto vemos que no es así y de que se puede perder toda esa información, si perdemos todo ese archivo, desaparece una parte importante en nuestra historia. Entonces, ¿ese vacío de conocimiento quién lo va a llenar? Lo va a llenar la dictadura con su propaganda y va a reescribir la historia a su conveniencia. Es por eso que necesitamos tener una evidencia histórica».