El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, expresó durante su homilía que en el ámbito social urge que «los gobiernos y las empresas generen fuentes de trabajo digno y aseguren lo indispensable para que no falte nunca el sustento a ninguna persona ni a ninguna familia». El jerarca añadió que «es inaceptable que los tiranos de hoy recorten los beneficios de la seguridad social».
Este domingo, 26 de noviembre, desde Miami, Florida, el líder religioso recordó la «parábola del juicio final» (Mt 25,31-46). Báez explicó que aunque el texto bíblico pertenezca a un género literario apocalíptico, las imágenes fuertes que se describen son «para impactar al lector y moverlo a tomar decisiones urgentes», y no son una amenaza o intento de infundir miedo.
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En la parábola, se presenta a Jesús como un rey y un juez «que no es cruel ni injusto» al final de la historia. «Nos enseña que el Rey acogerá y tomará con él para introducirlos en su reino a quienes hayan sido misericordiosos como él lo fue. Debemos ser somos compasivos y cercanos con nuestros hermanos y tratar con ternura y bondad a los demás. Cristo es nuestro Rey si nos acercamos a los pobres y a los necesitados para aliviar sus sufrimientos con actos concretos de caridad y solidaridad».
Monseñor Báez afirmó que «las obras de amor sobre las que Cristo nos va a juzgar alcanzan hoy dimensiones sociales y políticas». Agregó que «compartir nuestra comida con quien tiene hambre será siempre un gesto hermoso y necesario y que refleja la belleza del amor y la ternura de Dios». Basándose en esa postura, el obispo condenó a «los tiranos que hoy recortan los beneficios de la seguridad social, arrebatando el pan a los más pobres: a los ancianos y a los enfermos».
«Es injusto el robo descarado de los dictadores que recortan las liquidaciones, a la que los empleados públicos tienen derecho, solo para obligarlos a seguir trabajando dentro de un Estado corrupto. Es otro modo de arrebatar el pan y la dignidad a los demás», aseguró Báez, refiriéndose a las recientes reformas que el régimen aprobó y que perjudican a los trabajadores del Estado y del Poder Judicial al modificar los porcentajes a pagar por antigüedad a los servidores públicos que no cumplan como mínimo tres años continuos de labor y posteriormente, reducir los montos especificados en el Código del Trabajo para presionarlos para que pese a las inconformidades se mantengan en sus puestos.
Aunque el obispo señaló que se debe seguir el ejemplo de los grupos de pastoral penitenciaria en las diócesis de visitar a los encarcelados, hizo énfasis en que «hay que dejar de ver las cárceles como instrumentos de venganza social y concebirlas como espacios de transformación humana y reinserción social». Realizó una mención especial a los presos y presas políticas existentes en algunos de los países dominados por dictaduras criminales y recalcó que «privar de la libertad a una persona por expresar sus ideas y manifestar sus opciones políticas, es ofender gravemente la santidad y la bondad de Dios que nos ha creado libres. Es un pecado horrendo».
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Báez continuó expresando que «un día Jesús les dirá a los tiranos de hoy, no solo que estuvo preso y no lo visitaron, sino también: ‘Yo era inocente y me llevaste a la cárcel injustamente sin haber cometido ningún delito; me acusaste con mentiras y me encarcelaste solo por defender la libertad, la justicia y los derechos humanos; me maltrataste y te negaste a liberarme, aun sabiendo que era inocente’. Y añadirá, ‘todo lo que hiciste con mis hermanos, los presos políticos, conmigo lo hiciste’».
Agregó que «estos tiranos han elegido alejarse del amor y quedarán lejos de Dios para siempre» e hizo la invitación general de «alzar nuestra voz y de luchar por estos hermanos y hermanas en quienes Cristo está presente y para que desaparezca para siempre esta lacra social en nuestros países». El obispo concluyó que la fiesta de Cristo Rey presenta un «Dios fascinante, enamorado y necesitado, pordiosero de pan y de casa, que no pide nada para sí mismo, sino para los más pobres, en quien él se hace presente. Cristo reina allí donde hay hombres y mujeres capaces de amar y preocuparse de los demás.».
El obispo Silvio Báez es una de las figuras principales de la Iglesia católica que denuncia sin cesar las actividades criminales que realizan los dictadores Ortega y Murillo. Actualmente se encuentra en el exilio y, a pesar de ser víctima de haber perdido su nacionalidad nicaragüense por órdenes de la tiranía, continúa pregonando un mensaje de esperanza para los nicaragüenses y el mundo. Debido a su labor apoyando la libertad religiosa, recientemente se le otorgó la «Medalla de Honor al Servicio de la Democracia 2023» de la organización Fundación Nacional por la Democracia (NED, por sus siglas en inglés).