La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, experta en venderle al pueblo de Nicaragua ilusiones de megaproyectos que según ellos sacarán a Nicaragua de la pobreza, ha lanzado una nueva promesa «fantástica»: una línea ferroviaria que cruzaría el país, desde el Puerto Corinto, en el pacífico, hasta el puerto de Bluefields, en el Caribe, supuestamente con ayuda china.
El pasado lunes, 16 de octubre, la vicedictadora de Nicaragua y vocera gubernamental, Rosario Murillo, anunció que, en el marco de la iniciativa china llamada La Franja y La Ruta, su gobierno firmaría acuerdos de cooperación con empresas del gigante asiático para la construcción de varios tramos ferroviarios que incluyen conexiones de Managua hacia Oriente, primero, luego hacia occidente y finalmente promete unir los dos extremos a través de una extensa línea de ferrocarril.
La dictadura está reviviendo proyectos que han quedado en promesas en el pasado, ahora, con su nuevo socio político y comercial, la China comunista, los Ortega-Murillo aseguran que van a desarrollar esos megaproyectos.
«Dentro de la lógica del Foro de la Franja y la Ruta vamos a firmar memorando para los estudios, diseños y construcción de un ferrocarril Managua-Masaya-Granada», dijo Murillo durante su monólogo de todos los días a través de los medios de la propaganda oficialista.
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Según la vicedictadora, con los chinos también van a desarrollar la construcción del segmento ferroviario entre Managua, pasando por León, Chinandega y llegar al puerto de Corinto.
Pero esta vez la promesa no se queda ahí, ahora Murillo promete que «también vamos a formular el plan maestro ferroviario Managua-Corinto-Bluefields».
Aunque el régimen ya está hablando de firmas de acuerdos para desarrollar el estudio y diseño del proyecto ferroviario, no ha hablado de algún costo estimado, ni siquiera de cuánto costarían los estudios y diseños.
Es decir, la dictadura ahora está prometiendo unir los dos océanos a través de rieles. Lo curioso de este proyecto es que, ya antes la había ofrecido pero llamándolo «canal seco», ahora no le llamó así, quizás para no remover el pasado.
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La firma de los acuerdos para el estudio, diseño y supuesta construcción del ambicioso proyecto del ferrocarril de Nicaragua, según anunció Murillo, es con la empresa de capital chino China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC).
El megaproyecto ofrecido por Murillo tendría que conectar primero Managua con Bluefields en una ruta de 382 km, o 237 millas. Luego unir la capital con Corinto a unos 170 kilómetros más, lo que sumaría una distancia de más de 500 kilómetros.
En una búsqueda en internet se conoció que CCECC es una empresa estatal china fundada en 1979. Se califican como pioneros en la contratación internacional y la cooperación económica de ese país, principalmente en grandes proyectos ferroviarios. En sus antecedentes, se cuenta el haber ejecutado el megaproyecto del ferrocarril Tanzania-Zambia.
Ya en el 2012, los gobiernos de Nicaragua y Rusia habían anunciado que el país eurasiático tenía interés de participar en la construcción de una red ferroviaria en el país centroamericano e incluso anunciaron la firma de protocolos previos según una nota del medio ruso RT, pero también esa promesa quedó en papeles.
China, el peor socio para un proyecto como el del ferrocarril
Para el economista y dirigente opositor desterrado por la dictadura, Juan Sebastián Chamorro, hay dos aspectos que se deben tener muy en cuenta al analizar la promesa ferroviaria hecha por el régimen: en primer lugar, que puede ser una fantasía más de los dictadores para mantener esperanzados a los nicaragüenses y segundo, que la China comunista es «el peor socio para un proyecto como este»
Chamorro opina que un proyecto ferroviario como el que mencionó Murillo sí es de mucha utilidad para Nicaragua, sin embargo reconoce que es una obra de largo plazo, que no se construiría en uno o dos años, además la inversión representaría centenares de millones de dólares.
«Desde el punto de vista de lo que este proyecto podría significar, efectivamente puede tener un efecto positivo en la economía en caso de que se hiciese, puesto que Corinto sigue siendo un puerto de mucha importancia. No pongo en dudas la importancia que podría tener un proyecto de esta naturaleza, pero los chinos serían los peores socios en este negocio, porque China es de los países más egoístas que existen», advierte el economista.
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Asimismo, el dirigente opositor en el destierro señala que, en el caso de las rutas ferroviarias Managua-Corinto y Managua-Granada, además que son trayectos más o menos largos, ahora el derecho de vía del antiguo ferrocarril no existe, pues ya hay asentamientos humanos sobre la vieja ruta ferroviaria.
Asimismo, recuerda que los Ortega-Murillo están desempolvando proyectos que ya antes han sido planteados como el caso de la ruta ferroviaria entre Managua y Granada, pasando por Masaya que era una idea del exalcalde sandinista ya fallecido Nicho Marenco.
Las competencias del tren los Ortega-Murillo
Otro factor que pondría en dudas la realización del megaproyecto ferroviario es la viabilidad económica, los chinos no invertirán en un proyecto tan grande si no promete jugosas ganancias y el caso es que en la región ya Honduras y El Salvador hablan de sus propias ferrocarriles y Costa Rica por su parte desechó la idea por considerarla innecesaria y no rentable.
En el 2016, Costa Rica desechó la idea de su canal seco, que consistía en una línea ferroviaria de aproximadamente 300 kilómetros y por un valor de 3 mil millones de dólares porque lo consideró inviable económicamente y por el daño ambiental que provocaría.
En tanto, Honduras a inicios de octubre, la presidenta de ese país, Xiomara Castro, anunció la construcción de un tren interoceánico para impulsar el desarrollo de Centroamérica.
A diferencia de los Ortega-Murillo, que se han colgado de los chinos para hacer todas sus promesas de proyectos, la presidenta catracha dijo que el tren interoceánico, para unir el Atlántico con el Pacífico que está prometiendo, «será a través de la creación de una empresa transnacional», y agregó que Estados Unidos y otros países «han manifestado la importancia del proyecto para el desarrollo de las actividades comerciales en nuestra región» y que invita «a varios países y sectores privados que han manifestado su interés de participar en este gran proyecto».
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Mientras Guatemala, que también tiene su propio proyecto de ferrocarril transoceánico, lleva más de 15 años esperando que el proyecto se concrete.
Se trata de un corredor interoceánico llamado canal seco de usos múltiples que conecta a los océanos Pacífico y Atlántico en Guatemala a través de una línea férrea de dos vías de 370 kilómetros y una carretera paralela. El costo de ese megaproyecto ha sido valorado en 12 mil millones de dólares.
Por su parte, México según los informes oficiales del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, estaría por inaugurar su propio canal de 300 kilómetros llamado corredor del Istmo de Tehuantepec, que consiste en una línea férrea de gran capacidad y una autopista.
Es decir, el régimen de Managua está a la cola en esos proyectos tomando en cuenta que incluso, Honduras ya inauguró recientemente su propio canal seco consistente en una carretera de cuatro carriles que une sus castas en ambos océanos y ahora anuncia el ferrocarril.
Ni empresas ni mano de obra calificada nicaragüense
Otra advertencia que hace el economista Chamorro es que esa obra, en caso de concretarse, serían varios años para tener los diseños listos y luego en la construcción «simplemente no se va a utilizar empresas nacionales, sino que van a ser empresas chinas, pero es que tampoco se van a utilizar mano de obra nicaragüense, porque la traen ellos (los chinos)».
Para Chamorro, la promesa ferroviaria anunciada por Murillo esta semana podría ser «un nuevo canal interoceánico, un nuevo satélite espacial o una nueva refinería», que quedaron solo en papeles.