Los sacerdotes que el régimen orteguista se encargó de asediar, secuestrar y arrestar tenían sus propias historias en cada una de sus parroquias. A pesar de su ausencia en las iglesias, los feligreses no dejaron de orar y la fe católica permaneció intacta en medio de todo el hostigamiento. Estos fueron los acontecimientos que sucedieron a cada uno de los religiosos encarcelados, antes de que pudiesen ser liberados a cambio de abandonar su patria, mediante un acuerdo entre el gobierno de Daniel Ortega y el Vaticano, según un comunicado difundido por el mismo régimen sandinista.
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Manuel Salvador García Rodríguez era el párroco de la iglesia Jesús de Nazareno, también conocida como El Calvario, en Nandaime, Granada. El juez local único de Nandaime, Jaime Aguilar, condenó a García Rodríguez a dos años de prisión, por el supuesto delito de amenazas con armas contra cinco personas.
La condena le fue leída al religioso el 22 de junio del año pasado y después fue trasladado al Sistema Penitenciario de Granada. El sacerdote fue acosado la noche del pasado 30 de mayo, cuando salió al atrio de la iglesia con un machete en mano ante un grupo de simpatizantes orteguistas que le gritaban ofensas. Fue arrestado el 2 de junio, tras ser acusado de violencia física y psicológica contra Martha Candelaria Rivas Hernández, una supuesta víctima, a quien el régimen también arrestó después de que se negó a acusar al cura en los tribunales y aseguró que si hubo agresión, no fue intencional.
José Leonardo Urbina Rodríguez era el párroco de la iglesia Perpetuo Socorro, de la ciudad de Boaco. Fue condenado a 30 años de cárcel en septiembre del año pasado, por el delito de abuso sexual y volación supuestamente contra una menor de 14 años.
Urbina Rodríguez, de 51 años, fue trasladado a la cárcel La Modelo y según su condena debía estar libre hasta el 12 de julio de 2052, según la sentencia dictada por el juez Edén Enrique Aguilar Castro, del Juzgado Tercero Especializado en Violencia contra la Mujer de Managua. El presbítero era el segundo sacerdote en ser condenado por la justicia de Ortega por delitos comunes. Como el juicio al padre García Rodríguez, su juicio fue celebrado a puertas cerradas y no se le permitió defensa privada.
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Jaime Iván Montesino dirigía la parroquia San Juan Pablo II, en Chagüitillo, municipio de Sébaco, en Matagalpa. En 2018, el padre Montesino fue atacado por partidarios del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo por denunciar los atropellos en contra de la población desde abril de 2018. El 25 mayo de este año, la Policía del régimen informó la detención del sacerdote y lo señaló como sospechoso de cometer el delito de «traición a la patria».
El religioso fue detenido el 9 de mayo de 2023. Su secuestro ocurrió en el municipio de San José de Los Remates, en Boaco, en el kilómetro 104 de la carretera que conduce al municipio de Esquipulas, en Matagalpa. El religioso se convirtió en el tercer sacerdote víctima de secuestro en esa semana. Antes, la Diócesis de Estelí había confirmado el secuestro del sacerdote de Jalapa, pastor Eugenio Rodríguez Benavides, y el párroco de la Catedral de Estelí, Leonardo Guevara Gutiérrez. El padre Jaime Montesino había llegado a la parroquia de Chagüitillo en febrero de 2022, pero antes estuvo nueve años en el Santuario Diocesano Nuestro Señor de Esquipulas.
Varias fuentes eclesiales denunciaron, en julio pasado, la detención del padre Fernando Israel Zamora Silva, quien se desempeñaba como Canciller de la Diócesis de Siuna. Fue detenido por la policía del régimen el 9 de julio, al salir de una misa a la que había asistido como invitado en la parroquia San Luis Gonzaga, en Managua. La homilía a la que el padre Zamora había asistido como invitado fue presidida por el cardenal Leopoldo Brenes.
La misa era en ocasión de la toma de posesión de esa parroquia del sacerdote Edgard Rodríguez, y Zamora Silva contaba entre los invitados. El padre nunca fue acusado y tampoco informaron los motivos de su detención.
El sacerdote Osman José Amador Guillén pasó su cumpleaños número 37 en la cárcel de El Chipote, la prisión política de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Amador Guillén fue director de la extinta Cáritas Diocesana, de Estelí. La noche del 8 septiembre pasado, la Policía del régimen llegó a sacarlo de la Catedral de Estelí.
Amador Guillén nació en el municipio de San Fernando, Nueva Segovia, y fungió como director de Cáritas Diocesana de Estelí hasta el 2021, que fue disuelta como parte de la guerra de la dictadura contra la iglesia Católica. El día de su detención el sacerdote asistía a la Catedral de Estelí para participar en un actividad religiosa y al salir fue apresado sin darle ninguna explicación ni a él, ni a sus feligreses.
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A las 6:20 de la tarde del domingo, 1 de octubre de 2023, agentes del régimen se llevaron al padre Julio Ricardo Norori Jiménez al finalizar sus oficios religiosos. El padre Norori dirigía la parroquia San Juan Evangelista, de San Juan del Río Coco, de Madriz. Los feligreses contaron que al terminar la misa, el religioso siempre salía a despedirse de los locales, y fue cuando un grupo de gente armada y policías, le pidieron que entrara al templo.
Después le dijeron que estaba detenido y que debía asistir a a una entrevista a Somoto. Fue la última vez que los devotos de esa parroquia lo vieron. Todavía esperaban tener alguna noticia a la medianoche de ese domingo, pero les fue imposible saber algo de él. El lunes conocieron que fue trasladado a Managua, en condición de detenido.
Al amanecer del lunes, 2 de octubre del presente año, agentes armados de la dictadura Ortega-Murillo secuestraron al sacerdote Cristóbal Gadea, párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, ubicada en el municipio de El Cuá, Jinotega. La defensora de derechos humanos e investigadora Martha Molina denunció que el secuestro fue hecho por uniformados y civiles armados.
El padre Gadea Velásquez denunció en España 2019, la persecución que sufre la Iglesia católica en Nicaragua. El religioso fue secuestrado cerca de las 2:00 de la mañana de ese día y fue el tercero de los sacerdotes detenidos al finalizar ese fin de semana.
El sacerdote Álvaro Toledo desafió al régimen Ortega-Murillo al pedir oración por la iglesia católica y los sacerdotes secuestrados, durante la homilía al Santísimo el jueves, 5 de octubre de 2023. Era párroco de la iglesia Nuestra Señora de La Asunción, en Ocotal, Nueva Segovia, y fue sacado de la casa cural al día siguiente.
«Nuestra Diócesis se está quedando sin sacerdotes, no tenemos sacerdotes, pedimos a nuestro buen pastor abundantes vocaciones y a ellos estar en sus parroquias», dijo el sacerdote en su homilía, palabras que causaron su secuestro horas después. El arresto ocurrió a eso de las 10:30 de la noche de ese mismo jueves. Con su secuestro, se sumaron 11 los religiosos encarcelados hasta ese momento.
El padre José Iván Centeno Tercero, apenas había terminado su oficio religioso del 1 de octubre, en la parroquia Inmaculada Concepción de María, en Jalapa, Nueva Segovia, que tenía bajo su administración, cuando fue secuestrado. Eran las 5:20 de la tarde.
La Policía del régimen lo esperó para secuestrarlo y llevárselo. Su paradero fue desconocido hasta algunos días después que conocieron familiares y feligreses que estaba bajo arresto, sin conocerse más detalles.
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Sin que se conociera tampoco algún proceso en su contra, en las celdas de El Chipote se encontraba el sacerdote Eugenio Pastor Rodríguez Benavides, cura de la iglesia Divina Providencia, de Jalapa, Nueva Segovia, de donde fue llevado tras su secuestro el pasado sábado 20 de mayo. Sobre el padre Rodríguez Benavidez, solo se conoció que gente civil armada y policías del régimen se lo llevaron.
El padre Rodríguez fue uno de los religiosos que medió para que liberaran a varios jóvenes opositores del municipio de La Trinidad, en Estelí, durante las protestas antigubernamentales del 2018.
El sacerdote Yesner Cipriano Pineda Meneses fue detenido el sábado 7 de octubre mientras participaba en las festividades de la Virgen del Rosario en Estelí. Policías del régimen llegaron a llevárselo en plena celebración católica. Su secuestro fue el número cinco de siete que en casi dos semanas había ejecutado la dictadura.
El sacerdote Pineda Meneses, pertenecía a la diócesis de Estelí, al norte de Nicaragua. Era párroco de la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, en el municipio de Ocotal, departamento de Nueva Segovia, fronterizo con Honduras.
El jefe de estación de la policía de Wapy, en El Rama, Región Autónoma de la Costa Caribe Sur, Eddy Santo Espinoza Castro, en compañía de tres oficiales, llegó a la iglesia Nuestra Señora de Fátima y con engaños se llevaron al padre Ramón Ángulo Reyes, quien obedecía a la Diócesis de Bluefields. Desde ese momento, no se supo nada del padre Angulo Reyes, hasta este miércoles, que fue desterrado junto a 11 sacerdotes más.
Los sacerdotes se encuentran desterrados y lejos de la tierra que los vio nacer. Según la abogada e investigadora en temas religiosos, Martha Patricia Molina, este nuevo desplazamiento no significa el cese de hostilidades, sino que las agresiones continuarán y «posiblemente los encarcelamientos también».
Por Voces Unidas