El jueves, cuatro de agosto de 2022, fue la última vez que monseñor Rolando José Álvarez Lagos pudo salir afuera de la Curia Episcopal de Matagalpa, porque decenas de policías le bloquearon el paso cuando se dirigía hacia la catedral de esa ciudad.
Un día antes —tres de agosto— decenas de uniformados y paramilitares ya estaban apostados a las afueras del recinto donde se encontraba el obispo de la Diócesis de Matagalpa, bloqueando todos los accesos que conducían al lugar.
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A las siete y quince de la mañana, el actual reo político salió acompañado por un grupo de sacerdotes, laicos y seminaristas, cargando el Santísimo, sin embargo, no pudo avanzar más de una cuadra porque agentes policiales lo obligaron a regresar a la Curia Episcopal.
Para esa tarde, día del Santísimo, el prelado había convocado a una misa en la Catedral de San Pedro, donde presidiría la homilía pidiendo por el cese de la represión y asedio a la Iglesia católica de Nicaragua.

«Amadísimos, decirles que he querido salir a la catedral a hacer la hora santa, la santa misa, pero obviamente las autoridades superiores (de la Policía) no han dado permiso», denunció en ese momento el jerarca católico.
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Y es que cinco uniformados, armados de escudos se plantaron en la entrada de la sede episcopal, de fondo se movilizaba un jefe policial y además había una patrulla de Auxilio Judicial bloqueando la calle.
Pese al cerco de policías, el prelado ofició misa dentro de la Curia Episcopal, junto a los católicos que lo acompañaban y que luego también se convertirían en presos y desterrados políticos.
Curia por cárcel
Tras más de 24 horas de encierro, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a través de su Policía, ordenó abrir una «investigación» contra monseñor Álvarez, por supuestamente «organizar grupos violentos» e incitarlos a ejecutar «actos de odio para desestabilizar al Estado de Nicaragua».
A través de un comunicado, la institución policial informó que el jerarca católico mantendría casa por cárcel de facto mientras se desarrollaba ese proceso en su contra.

Además, aseguró que la Iglesia católica, a través de la Diócesis de Matagalpa, encabezada por el obispo Álvarez, ha provocado un «ambiente de zozobra y desorden» en esa ciudad del norte, «alterando la paz y la armonía».
«Ante la situación que se ha generado nuevamente en el departamento de Matagalpa, bajo el auspicio de las altas autoridades de la Iglesia católica, Diócesis de Matagalpa, encabezada por el obispo, monseñor Rolando José Álvarez, quienes prevaleciéndose de su condición de líderes religiosos, utilizando medios de comunicación y redes sociales, están intentando organizar grupos violentos incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población, provocando un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz y armonía en la comunidad, con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales», detallaba el comunicado policial.
16 días de cerco policial
Por 15 días, el también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí permaneció encerrado en la Curia Episcopal, porque la madrugada del viernes, 19 del mismo mes, antimotines entraron por la fuerza para llevárselo detenido.
Horas después, las mismas autoridades policiales informaron que el religioso había sido puesto en «resguardo policial» para ser investigado», sin especificar el lugar donde fue traslado.
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El nueve de febrero de este año, el mismo dictador Daniel Ortega informó que monseñor Álvarez se negó a abordar el avión para ser desterrado hacia Estados Unidos, junto a 222 exreos políticos.
Como «castigo», el mandatario nicaragüense encerró al religioso en celdas de máxima seguridad del Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo», en Tipitapa, y lo condenó a 26 años de prisión más la pérdida de su nacionalidad.

Por su parte, la población católica, líderes religiosos, hasta el mismo papa Francisco han demandando la libertad de Álvarez, quien hoy cumple un año de encierro y acumula cinco meses de no ser visto por sus familiares. Además se conoce que las autoridades del penal no permiten que reciba paquetería.
El religioso se ha ganado la admiración de miles de personas, tanto dentro como fuera de Nicaragua, hasta el punto de ser nominado al premio Sájarov de la Unión Europea y ser merecedor del Premio Carisma 2023» por su compromiso con el servicio cristiano. También se ha conocido que será postulado para el Premio Nobel de la Paz.