La iniciativa Monteverde, que busca la unidad de las fuerzas opositoras para enfrentar a la dictadura de Daniel Ortega, fue presentada, el lunes 3 de julio, al exilio y la diáspora nicaragüenses en Europa, a quienes les reiteraron que no buscan monopolizar la oposición ni excluir a nadie.
Líderes opositores y excarcelados políticos, junto a integrantes del grupo Monteverde, iniciador de la propuesta unionista, moderaron el encuentro con los nicas en Europa. En la reunión, aseguraron que no ha habido «ni un solo veto a ninguna persona dentro de Monteverde», y lo que sí ha sucedido, según dijeron, es que algunos actores han preferido trabajar en «espacios más abiertos».
La exrea política, desterrada por la dictadura a EE.UU., Suyen Barahona, aseguró que en Monteverde no se ha hablado en ningún momento de «gobiernos en el exilio o de transición». Agregó que tampoco se ha hablado de que «un grupo opositor observa a otro». «Buscamos acciones conjuntas», señaló, y para ello han trabajado una «planificación básica de acciones», además que negó que sean un grupo «electorero», pues no se ha hablado de ese tema.
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En el encuentro, realizado de forma virtual, participaron representaciones de organizaciones de exiliados y la diáspora, integrantes de la red SOS-Nicaragua en Europa, que aglutina a 36 organizaciones en 13 países europeos, además, organizaciones de solidaridad con Nicaragua, representantes de sindicatos y grupos de autoconvocados.
El exprecandidato presidencial y exreo político desterrado, Félix Maradiaga, al dirigirse a los opositores nicaragüenses en Europa, aclaró que, aun siendo directivo de la Fundación Libertad, en la iniciativa Monteverde, hasta el momento, participa a título personal y aseguró que reconoce en esa iniciativa «un espacio plural, con las dificultades normales y naturales de todos los procesos políticos» pero con una actitud muy clara de inclusión y no como un espacio «único y mucho menos como hegemónico».
Asimismo, Maradiaga llamó la atención en el sentido que Monteverde mantuvo mucho sigilo o «excesiva prudencia» al inicio, y eso pudo interpretarse como «secretismo», y ante ello, la iniciativa debe pasar a una fase «proactiva, de información y de comunicación».
El dirigente opositor destacó que el proceso de Monteverde aún no tiene un nombre definido, sino que, por el momento, es «la voluntad de escuchar las diferentes críticas y tratar de corregirlas, para luego abrir una fase que esté orientada a darle a la ciudadanía, lo que espera, que es la unidad, pero no desde los logotipos, ni una unidad de las organizaciones o de alianzas políticas, sino una unidad esencialmente en la acción».
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Por su parte, el también exreo político desterrado Juan Sebastián Chamorro insistió que, en el nuevo proceso que busca la unidad opositora, no se deben cometer los mismos errores que cometieron en la Coalición Nacional.
Insistió en que la unidad desde la iniciativa Monteverde debe hacerse «en un marco de respeto, de tolerancia y de pluralidad», porque el destino común de la oposición es «acabar con la dictadura de Ortega».
Meterle velocidad a la unidad
Por su parte, la dirigente opositora que se convirtió en la presa política de mayor edad, Violeta Granera, expuso que el esfuerzo de «articular» a la oposición debe continuar en la ruta que lleva, pero «darle un poquito de velocidad» y lograr «una estrategia común de acciones» que logre el debilitamiento más acelerado de la dictadura.
«Necesitamos acercarnos todos», insistió Granera, quien además reconoció que todavía tienen problemas de comunicación entre opositores «porque venimos de una cultura política que nos lleva a actitudes descalificadoras».
La iniciativa Monteverde nació en el 2021 en Costa Rica, impulsada por un grupo de opositores exiliados en ese país, con el fin de promover un proceso de unidad opositora para enfrentar a la dictadura Ortega-Murillo. Ya fue presentada al exilio en EE.UU. y ahora en Europa. Aseguran que están en proceso de iniciar acciones conjuntas para lograr el debilitamiento del régimen de Nicaragua.