El dictador Daniel Ortega depende más que nunca de las relaciones comerciales y acercamientos con la comunidad internacional, principalmente de Estados Unidos y Centroamérica, para avanzar o fracasar en su proyecto totalitario, aunque son los nicaragüenses los que deben cargar con la mayor responsabilidad y acciones para detenerlo, advierte analista político Enrique Sáenz.
Sáenz, en un análisis sobre el contexto regional en el que Ortega avanza con su proyecto dictatorial en Nicaragua, publicado en sus plataformas digitales, detalla que el dictador depende en gran manera de sus relaciones comerciales con EE.UU. y Centroamérica y además de la correlación de fuerzas políticas en los países vecinos como El Salvador y Guatemala, socios comerciales muy importantes.
Señala que, después de Estados Unidos, que es el principal socio comercial de Nicaragua, el segundo socio no es ni Europa ni Asia sino la región centroamericana, principalmente El Salvador y Guatemala que ocupan un lugar destacado.
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De acuerdo con datos del BCN, en el 2022, El Salvador ocupó el segundo lugar como socio comercial de Nicaragua con U$834.1 millones entre importaciones y exportaciones. Guatemala sumó U$815 millones, en tanto Costa Rica sumó entre compra y venta de mercancías a Nicaragua U$746 millones, mientras que Honduras, cuyo Gobierno, presidido por Xiomara Castro, ha mostrado cercanía política con Ortega, solo representa U$379 millones entre exportaciones e importaciones.
Tomando en cuenta esos datos, Sáenz considera que lo que ocurra en la correlación de fuerzas políticas en la región es de mucha importancia para los acontecimientos políticos en Nicaragua.
No obstante, el analista exiliado insiste que, para restablecer la democracia en Nicaragua, la responsabilidad mayor es de los nicaragüenses. «No es de la comunidad internacional, que sí puede y debe desempeñar un papel complementario, importante, pero no puedes sustituir la responsabilidad que nos corresponde a los nicaragüenses», advierte.
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Y agrega que «la situación en Nicaragua no se va a resolver en Washington, en Bruselas o en Madrid. Se va a resolver en Nicaragua, aunque, la comunidad internacional ha jugado, juega y está llamada a seguir jugando un papel importante en la lucha por restablecer la democracia».
Asimismo, el economista advierte que se debe tener claro que la comunidad internacional no es un bloque monolítico, ni se mantiene invariable en el tiempo, sino que cambia «de acuerdo a la orientación política de los distintos gobiernos» y esos gobiernos «se guían por afinidades políticas, por intereses económicos, afinidades ideológicas e incluso, a veces, por redes de corrupción».
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Dado que se desarrolla un proceso electoral en Guatemala y se aproxima el de El Salvador, por la importancia económica que tienen para Nicaragua y porque esos países han marcado cierto deterioro en la institucionalidad democrática, los resultados en esos procesos electorales son muy importante para el desarrollo de los acontecimientos políticos en Nicaragua.
«Los intereses económicos que cruzan a los países centroamericanos son intensos y muy relevantes», dice el analista y por ello advierte que, «el desenlace en Guatemala con el proceso electoral, va a tener repercusiones en el resto de Centroamérica y también en Nicaragua».