El Gobierno de Daniel Ortega ha insistido en los últimos meses en su pretensión de «desdolarizar» la economía de Nicaragua, supuestamente para «facilitar un mejor desempeño a la política monetaria del BCN» y «contrarrestar las sanciones» impuestas por EE.UU. a funcionarios e instituciones ligadas a la represión en el país, sin embargo, ese proceso no sería fácil, sobre todo, porque pocos confían en el córdoba.
El economista Néstor Avendaño, en un análisis publicado en su Blog de Economía, considera que ese proceso no es tan simple, sobre todo por una razón que va más allá de una «concertación política» o una decisión gubernamental, y es que los agentes económicos de Nicaragua y la población en general, no confían en el córdoba, en medio de una economía «muy dolarizada extraoficialmente».
El abanderado de la desdolarización, que ahora la dictadura vende como una alternativa económica del país, es Laureano Ortega Murillo, hijo de la pareja dictatorial y asesor para las inversiones, quien ha dicho que el mundo se acerca al fin de la «dictadura mundial del dólar» y el nacimiento de un nuevo orden mundial con China, Rusia e India a la cabeza.
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Ya en el 2014, se conoció que la administración de Ortega estaría solicitando asesoría al Fondo Monetario Internacional (FMI) para desdolarizar la economía, y lograr el fortalecimiento de las finanzas públicas a través de la unificación de los mercados y títulos de deuda.
Tres monedas y el córdoba marginado
El economista Avendaño explica que, sobre la base de los datos del BCN, al 31 de mayo de 2023, «el país continúa teniendo tres monedas» de las cuales el dólar estadounidense ocupa el primer lugar de importancia, pues representa el 70% de participación «en el saldo total de los activos líquidos», del país. En segundo lugar, está «el córdoba con mantenimiento de valor» que el experto denomina como un «dólar disfrazado» y en un «marginado» tercer lugar está el «córdoba sin apellido» (o chancheros, como lo llaman en buen nicaragüense).
«El córdoba sin apellido es una moneda marginada en el mercado monetario del país, dada la gran preferencia del público en la tenencia de la moneda extranjera», dice el analista económico.
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Para Avendaño, esa desconfianza que hunde al córdoba es porque «la gente no olvida la hiperinflación del período abril 1987-1991, que deterioró la credibilidad de nuestra moneda nacional», esa hiperinflación ocurrió durante la primera dictadura sandinista que también presidió Daniel Ortega y que sumió al país en una profunda crisis económica de la que aún sufre secuelas.
Agrega que la alta dolarización en el país persiste porque «los agentes económicos son reacios a dejar el dólar y usar el córdoba debido a la falta de confianza».
Advierte que, un consenso político no es necesario para desdolarizar la economía del país, pues legalmente el córdoba es la moneda de curso en Nicaragua, el consenso político sí es necesario para concertar «cómo hacer la desdolarización» y procurar aceptación social.
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El economista aconseja que el proceso de desdolarizar la economía del país debe pasar por varios factores entre los que destacan: «la libre convertibilidad del córdoba. Reservas internacionales brutas de al menos 2.5 veces la base monetaria y más de 5 meses de las importaciones de bienes».
Además, recomienda que se baje la inflacionaria a un dígito porcentual. Régimen cambiario más flexible. Mínimo déficit del sector público, del al menos 2% del Producto Interno Bruto (PIB), y que el córdoba participe, a lo sumo, en el 75% de la liquidez de la economía, y el dólar estadounidense no más del 25%.
Hasta ahora, ni Ovidio Reyes, presidente del BCN, ni Laureano Ortega han dicho qué ruta seguirán para el proceso de desdolarización que pregonan, solo se conoce el discurso «antiimperialista» de siempre.