El opositor nicaragüense Santiago Rivera Müller, excombatiente de la Contra, que combatió por la vía armada a la primera dictadura Sandinista de los años 80, con el seudónimo de «Tigre-León», fue asesinado la tarde de este lunes en Trojes, departamento de El Paraíso, Honduras, en lo que parece ser la cuarta «ejecución política» en el mismo lugar, según reportó el excomandante de la Resistencia Nicaragüense Luis Fley (Johnson).
Rivera Müller se convierte en el cuarto excombatiente antisandinista y actual opositor al régimen de Daniel Ortega asesinado en Trojes, en circunstancias que la Policía hondureña no ha aclarado.
De acuerdo con el reporte oficial de la Policía de ese país, Rivera Müller fue encontrado, a eso de las 3 de la tarde del lunes, en una colina cercana a su vivienda de la Aldea Plan de la Virgen, en Trojes. Presentaba al menos 3 disparos de arma de fuego en la cara, todos mortales. Por lo que se presume que se trato de una muerte planificada y ejecutada a corta distancia.
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El comandante Johnson dijo a Artículo 66 que Rivera era integrante de un grupo de rearmados con fines políticos que intentaban organizar la resistencia armada contra la dictadura de Ortega, y operaba con otros opositores en la zona norte de Nicaragua, fronteriza con Honduras.
Lo estaban «rastreando»
El exjefe contra, exiliado en Estados Unidos, relató que hace unos días Rivera le contó vía telefónica que hacía algún tiempo venía recibiendo llamadas anónimas. «Lo llamaban constantemente de números desconocidos, por lo que creemos que lo estaban rastreando», dijo el comandante Johnson.
El excomandante contra indicó que, en reportes que ha recibido desde el lugar del asesinato le afirmaron que en la ejecución participaron dos tipos a los que apodan «Chiapas» y «Resortes», y que al parecer son personas ligadas al narcotráfico en la zona, sin embargo, él no descarta que solo sean sicarios empleados para ejecutar el crimen, pues por el método utilizado es presumible que se trate de una operación encubierta de los organismos de seguridad del régimen de Nicaragua.
Trojes, lugar de ejecución de excontras
EL comandante Johnson señaló que la zona fronteriza de Nicaragua con Honduras, en el departamento de El Paraíso, es un lugar muy conocido por los excontras, pues ahí mantuvieron varios campamentos durante la guerra contra los sandinistas en los años 80 y por eso, los excombatientes se refugian en esos lugares, sobre todo en Trojes, sin embargo, después del 2018, al menos cuatro excombatientes han sido asesinado en ese lugar.
Edgard Aristo Montenegro Centeno, «Comandante Cabezón» y su hijo Yalmar Antonio Montenegro Olivas, ambos señalados de «tranqueros y golpistas» en Wiwilí, Nicaragua, de donde eran originarios, fueron asesinados a balazos el 27 de junio de 2019 en Trojes, Honduras. El asesinato sigue impune.
Días después, el 13 de julio de 2019, también en Trojes, las balas asesinas alcanzaron al excombatiente antisandinista Francisco Sobalvarro (Berman).
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Gerardo de Jesús Gutiérrez Gutiérrez, «El Flaco», férreo opositor a la dictadura de Ortega e intrépido combatiente de la Resistencia Nicaragüense, se refugiaba en Trojes, pero también fue ejecutado atrozmente. Hombres armados lo emboscaron en un camino solitario y le propinaron 12 disparos mortales.
El Flaco, pocos entes de ser asesinado, a través de un video divulgado en redes sociales le mandó un mensaje al dictador de Nicaragua: «Quiero decirle a Daniel Ortega que yo no soy un delincuente, soy un combatiente, yo tengo seis años de andar luchando en contra de su dictadura, soy un combatiente que lucho por mi pueblo y jamás me voy a rendir, jamás me voy arrodillar frente a Ortega. Tengo suficientes argumentos para luchar, y le quiero decir que no soy delincuente, no soy ladrón, no soy violador, el único violador se llama Daniel Ortega y toda su cúpula. En cualquier rato nos miramos en Managua», advirtió «El Flaco». Poco tiempo después fue acribillado.
Un documental elaborado por la plataforma Expediente Público en el 2020, llamado «Nicaragua campesina, la nación ajena», advierte que la dictadura de Ortega, hasta ese año, había asesinado al menos a 234 campesinos, la mayoría excombatientes de la Resistencia Nicaragüense.