La próxima Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) estaba destinada a ser una más en la que se emite una resolución de condena contra la dictadura de Daniel Ortega, sin embargo, el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, saltó en defensa de su socio político nicaragüense con una «propuesta de resolución alternativa» que, a criterio del exdiplomático Arturo McFields, es un peligro para la lucha por la democracia en Nicaragua.
El exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, consultado por Artículo 66, afirmó que Lula da Silva está intentando «lavarle la imagen» a Ortega en el organismo regional, con un «texto alternativo» de resolución que trata de ocultar la realidad de la crisis en Nicaragua.
Inicialmente, la Asamblea General de la OEA, a realizarse entre el 21 y el 23 de junio, discutiría una resolución presentada por Costa Rica, EE.UU., Chile, Canadá y Antigua y Barbuda, en la que se condena a la dictadura de Ortega y solicitan al organismo regional que le exija al dictador el «cese de la represión», de las «detenciones arbitrarias» y de las confiscaciones.
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El texto alternativo del izquierdista Lula solicita a la OEA «acciones adicionales que puedan ser conducentes al fortalecimiento de la democracia, el Estado de Derecho y la protección de los derechos humanos en el país», dando por hecho que en Nicaragua hay democracia, estado de derecho y se respetan los derechos humanos y solo hay que «fortalecerlos».
El exembajador McFields considera que ese proyecto de resolución presentado por Brasil es «altamente peligroso» para la lucha por la democracia en Nicaragua pues, por primera vez en cinco años, desde que estallaron las protestas cívicas contra la dictadura de Ortega y Murilo, hay un Estado miembro «que se levanta en defensa del dictador y quiere hacerle un blanqueo de imagen. Nunca antes había pasado eso», afirma categórico.
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McFields dijo que es más preocupante aún el hecho que Lula con su propuesta de resolución podría contar con el respaldo de entre 23 y 26 representaciones. «No es que Ortega tenga 23 o 26 países que lo respaldan, es Lula, es Brasil, la economía más poderosa de Latinoamérica, la que cuenta con esos votos», expuso el exdiplomático.
Agregó que, con la salida de Nicaragua del foro regional, Ortega quiere olvidarse de la OEA, «pero la OEA no se va a olvidar de Ortega».
OEA ya hizo su trabajo
En tanto, para el dirigente opositor y exreo político desterrado por la dictadura Félix Maradiaga, «la OEA ya dio la mayor parte de su contribución como fue la creación del Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (MESENI), la serie de resoluciones del Consejo Permanente que constituyen en sí mismas una «hoja de ruta para un eventual proceso de transición democrática».
Analizó que para que las acciones de organismos como la OEA surtan efecto, los Estados hacia los que van dirigidos, deben sentirse parte de ese entretejido democrático, sin embargo, «la dictadura Ortega-Murillo más bien está enfocada en constituirse como parte de un juego geopolítico bipolar donde Nicaragua sea considerada parte del bloque antinorteamericano, encabezado por Rusia y China».
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Maradiaga considera que un factor de preocupación es la incidencia regional que tienen países pesados en la diplomacia hemisférica como Brasil, Colombia y México, que «seguirán insistiendo en dejar una puerta abierta para un eventual escenario de negociación diplomática».
Estados Unidos, según Maradiaga, se encuentra en una de sus fases de menor incidencia política en la región, por lo que cree que serán estados como Chile, que tendrán un papel determinante en que la resolución final del próximo viernes tenga un contenido más fuerte hacia la dictadura.