El Partido de dictador Daniel Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), está en el peor nivel de aceptación en su historia, solo un 16 por ciento de los nicaragüenses acepta simpatizar con esa agrupación. El sandinismo-orteguismo está tan mal que parece un «cadáver en descomposición», comparó el dirigente opositor Héctor Mairena, mientras que otros opositores opinan que el proceso de desintegración del partido de la dictadura es irreversible pues ya hasta «canibalismo político» están practicando en el seno de esa agrupación.
Para Mairena, dirigente del movimiento político Unión Democrática Renovadora (Unamos), los datos que revela la última encuesta de Cid Gallup indican que «estamos ante una dictadura y un partido que son un cadáver en descomposición, que empieza a agrietarse desde lo interno», ejemplificó el opositor.
Mairena considera que no podía ser de otra manera porque «el orteguismo padece una crisis interna, en lo que hasta hace unos años eran sus amplias bases, porque los sandinistas saben que Ortega y Murillo están llevando el país y a sus mismos seguidores hacia el precipicio», remarcó.
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Por su parte, Tamara Dávila, exrea política desterrada en Estados Unidos, coincidió con Mairena en señalar que la encuesta de Cid Gallup, muestran «el deterioro y el declive de una dictadura que está llevando al despeñadero al país».
Dávila, dirigente de Unamos destaca que, en el orteguismo, «aquel núcleo sólido que se veía antes», ya no existe. Recordó que debe tomarse en cuenta que el FSLN bajó de tener una aceptación de 20% en enero de este año a 16% solo 4 meses después. «Eso, lo que te dice es que dentro del Frente Sandinista hay una crisis. Ortega y Murillo ya no solamente están solo aislados internacionalmente, sino que además están más debilitados en su base y en sus propias estructuras», opinó Dávila.
En tanto, Enrique Martínez, dirigente de la Unidad Nacional Azul y Blanco y vocero de la Plataforma de Unidad Democrática (PUDE), opina que los mecanismos represivos establecidos por el régimen de Ortega en el territorio nacional, no solamente van contra los opositores, sino también contra aquellos que, aunque sean de su partido, puedan poner en peligro el poder de la familia dictatorial.
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Martínez valora que, incluso, el nivel de simpatía hacia el FLN podría ser menor que el 16% que reveló la encuesta de Cid Gallup, esto debido que, según el opositor, algunos encuestados pudieron ocultar su verdadera opinión por miedo a ser víctimas de represalias.
Mientras, para Luis Blandón, también de Unamos, la encuesta de Cid Gallup, refleja el «fracaso de imponerse mediante la violencia para seguir en el poder» y destacó que «esta es una oportunidad para que la oposición siga organizándose y reinventándose, aprovechando que cada vez más, ellos (Ortega y Murillo), están en serias pugnas internas».
