Luego que el 27 de mayo la Policía le imputó el delito de lavado de dinero a varias diócesis de la Iglesia católica nicaragüense, al tiempo que oficializó el congelamiento de las cuentas de la institución religiosa, un sacerdote en el exilio calificó de «inmoral» los señalamientos.
En declaraciones a Artículo 66, la fuente religiosa recordó que en 2018 la Policía orteguista inventaba delitos para acusar a todo opositor, «por lo tanto no es creíble lo que dice la Policía, que encontró una fuerte cantidad de dinero en una Diócesis», señaló sacerdote.
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Asimismo comparó los señalamientos contra la Iglesia católica de Nicaragua con los supuestos hallazgos de miles de dólares que ha hecho la Policía y que afirma que es un «golpe al narcotráfico», pero que casi nunca detiene a los involucrados.
«Así que todo el antecedente que tiene la Policía le va restando autoridad moral y va perdiendo credibilidad, por lo tanto, todas esas acusaciones que hace en contra de la Iglesia católica nadie las cree, porque su proceder no ha sido honesto ni beligerante», refirió.
En cuanto al congelamiento de las cuentas bancarias a las diferentes Diócesis del país, el cura exiliado manifestó que esta acción era «cuestión de tiempo», debido a que la dictadura de Nicaragua ya había arremetido contra sacerdotes, encarcelando a unos y desterrando a otros, además de expulsar a religiosas.
Subrayó, además, que «toda esta arremetida y ataques directos es porque —la Iglesia— ha denunciado la corrupción y los abusos de poder de la familia Ortega y Murillo».
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Otro de los señalamientos que hizo el cura es que esta nueva acusación de lavado de dinero «es una pasada de cuenta contra todos aquellos que en 2018 manifestaron su deseo de que haya un cambio porque ya estamos cansados de tanto abuso y manipulación de esta familia —Ortega y Murillo— que a la luz del día se ha enriquecido de repente».
«Basta (tener) dos dedos de frente para saber que la familia de Daniel Ortega está sacando plata del país, pero hay ciegos que todavía creen que son personas honradas», enfatizó.
Señalando la «poca credibilidad del Poder Judicial», el sacerdote indicó que ahora es «fácil decir que la Iglesia católica está lavando dinero para congelarnos las cuentas pero es seguro que el Gobierno se llevó un buen susto porque en muchas parroquias no encontraron más de mil córdobas, porque los que hemos vivido en Nicaragua sabemos que de 100 parroquias, 90 son de barrios pobres, así que lo que robaron fue el dinero que el pueblo da a la Iglesia».
El religioso concluyó afirmando que los sacerdotes en Nicaragua se sienten solos y sin ningún respaldo de las máximas autoridades eclesiásticas «porque corren o meten preso a alguien —como ha sucedido con monseñor Álvarez y otros sacerdotes— y no hay un pronunciamiento por parte de nuestros obispos, convirtiéndose en una burla para el pueblo, obligando a que muchos tomen la decisión de exiliarse».