Tras más de un mes de la última visita familiar a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, defensores y sacerdotes califican esta situación como un estado de desaparición.
Para el abogado e integrante del consejo político de la Unidad Nacional y Blanco Juan Diego Barberena, la dictadura de Daniel Ortega está violando los derechos del prelado de tener una visita periódica de sus familiares, lo que está dispuesto en la ley y en diversos instrumentos de derechos a nivel internacional.
Noticia relacionada: Ortega prohíbe a monseñor Álvarez recibir paquetería y visitas, después de un mes que lo exhibió
Agregó que otro elemento importante a destacar es que la acción arbitraria en contra del religioso constituye una acto de tortura. «La Constitución Política establece que ninguna persona con pena carcelaria o sanción carcelaria debe de sufrir tratos inhumanos, crueles y degradantes».
«Aquí no solamente debemos entender la tortura como daño a la integridad física, sino también emocional y mental de la persona recluida; y en ese sentido, el simple hecho que a monseñor Rolando Álvarez le hayan permitido solo una visita en casi tres meses de detentación arbitraria, evidencia un acto de tortura y de vulneración a su integridad emocional al no permitirle que pueda tener contacto periódico con su familia», subrayó.
El jurista consideró, también, que el régimen de Nicaragua está causando un estado de rompimiento de las relaciones humanas y familiares a las que tienen derechos monseñor Álvarez.
«Monseñor Álvarez simboliza el sufrimiento de Nicaragua»
Por su parte, un sacerdote dijo, en condición de anonimato, que el jerarca católico está viviendo una injusticia, simbolizando así «la injusticia total que sufre el pueblo de Nicaragua».
Destacó que, al igual que a Jesucristo, a Álvarez se le realizó un juicio «de intriga, mentira y falsedad; un juicio a puertas cerradas y lo condenaron».
Noticia relacionada: Monseñor Álvarez lleva más de 70 días cautivo en «La Modelo»
«Ya hace un mes que su familia lo pudo visitar y fue una sorpresa para Nicaragua entera, pero es necesario señalar que ellos —la administración de Ortega y Murillo— quería demostrarle al mundo entero que son generosos, hasta le pusieron comida, un policía de mesero, pero todo esto es hipocresía», recordó.
Además indicó que lo más interesante de la última visita fue ver la actitud de monseñor Álvarez, «luego que el periodista le pregunta de manera cínica si está bien, él —Álvarez— le contesta: ¿vos me mirás bien?, porque eso es un cinismo, ya que nadie está bien en una cárcel; y en el caso de monseñor, está privado de sus derechos y de toda su investidura, simplemente porque hay un odio feroz de la tiranía —orteguista— contra la Iglesia».
32 días sin noticias de monseñor
Se cumplen 32 días sin tener ninguna información sobre el purpurado. El 25 de marzo fue la única vez que recibió visita de sus familiares desde que fue trasladado, el nueve de febrero, al Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo», en Tipitapa.
En la exhibición que hizo la dictadura de Ortega de monseñor, se logró ver el desgaste físico del obispo, que fue llevado con el uniforme azul de los presos, despojado de sus símbolos católicos, y bajo vigilancia de custodios.
Actualmente, a los parientes del jerarca tampoco les autorizan la entrega de paquetería, les niegan su derecho a contar con un carnet de visitas y los carceleros no dicen una sola palabra sobre monseñor.
El religioso se rehusó a subir al avión con destino a Washington, lo que para él representaba un destierro de Nicaragua. En represalia el régimen le arrebató su condición de arresto domiciliario, lo envió al penal, lo condenó a 26 años y cuatro meses de prisión, por supuesta traición a la patria; y le eliminó su nacionalidad nicaragüense.
Noticia relacionada: Maradiaga afirma que el régimen encarceló a monseñor Álvarez por criticar a «cristianos falsos»
El régimen nicaragüense ha acrecentado sus ataques contra la Iglesia católica desde 2018, por condenar las violaciones a los derecho humanos y abrir las puertas de las iglesias para que los manifestantes se refugiaran ente los ataques de la Policía y paramilitares.
Álvarez es una de las voces religiosas más críticas del régimen orteguista, por lo que un sacerdote afirmó que la vida de religioso peligra en la cárcel, por considerar que «no es un reo cualquiera, tampoco es un reo político, como le quieren llamar ahora, sino que es un hombre que representa a una institución que se llama Iglesia y que está dejando su vida por sus ovejas, convirtiéndose así en un ícono y en una figura, un buen pastor que da la vida por los demás».