Delegaciones de 20 países, incluido Estados Unidos, se mostraron a favor de aliviar las sanciones contra el gobierno de Venezuela si se compromete a celebrar elecciones con garantías para la oposición en 2024, concluyeron los asistentes a una cumbre sobre el tema en Bogotá.
Congregados en la capital colombiana por invitación del presidente Gustavo Petro, los diplomáticos recalcaron la “necesidad de establecer un cronograma electoral que permita la celebración de elecciones libres, transparentes y con plenas garantías para todos los actores venezolanos” el próximo año, resumió a los medios el canciller Álvaro Leyva.
De acuerdo con el ministro, las delegaciones “identificaron posiciones comunes” en torno al “levantamiento de las distintas sanciones contra Venezuela” si se satisfacen las necesidades tanto del gobierno de Nicolás Maduro como de la oposición que se expusieron en las negociaciones que se celebraban en México y que entraron en un punto muerto en noviembre.
Leyva no especificó si los diálogos serán retomados. Tampoco si Estados Unidos y el resto de países se comprometieron a levantar las sanciones. En cambio, aseguró que Petro convocará “prontamente” a una nueva cumbre con los mismos invitados con el “fin de hacer seguimiento al desarrollo de lo alcanzado” este martes.
A través de un comunicado publicado en Twitter por su canciller, Yvan Gil, el gobierno venezolano aseguró “tomar nota de las deliberaciones realizadas” en la conferencia y reiteró la “necesidad imperante” de levantar las sanciones.
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Al encuentro asistieron emisarios del mandatario estadounidense Joe Biden como el asesor adjunto de seguridad nacional, Jon Finer.
También el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, para quien es “evidente que un proceso de normalización democrática tendrá que venir acompañado de un levantamiento gradual de las sanciones. Todo consiste en saber el cuándo y el cómo”, dijo a la prensa.
La sombra de Guaidó
La reunión se desarrolló a la sombra de Juan Guaidó, el líder opositor que el lunes cruzó la frontera desde Venezuela a pie, sin hacer el trámite migratorio y pese a no estar invitado a la cumbre.
En la noche denunció que las autoridades colombianas lo expulsaron y debió tomar un vuelo comercial hacia Estados Unidos, un país que desde 2019 y hasta enero de este año lo consideró presidente encargado de Venezuela como parte de la estrategia que usó el expresidente Donald Trump (2017-2021) para presionar la caída de Maduro.
Petro lo desmintió y aclaró que pese a su “entrada ilegal” al país, se le permitió que viajara a Miami por “razones humanitarias”.
La cancillería de venezolana abrió una investigación administrativa contra Guaidó por su “entrada irregular” a Colombia.
“No tenía que hacer lo que hizo, se ve que detrás de su acción había la intención de hacer ruido”, dijo Leyva.
“Evaluación y comentarios”
Según el canciller colombiano, países que asistieron a la cumbre “informarán al presidente Nicolás Maduro” y a los “partidos y sectores de la oposición y la sociedad civil los resultados de la misma para su evaluación y comentarios”.
Maduro, en el poder desde 2013, culpa a los bloqueos internacionales de la crisis económica que vive la alicaída potencia petrolera.
La oposición denuncia fraude en las presidenciales de 2018, persecución judicial y falta de garantías para participar en los comicios del próximo año.
En el encuentro de este martes, no participaron las partes venezolanas, que acumulan fracasos en negociaciones anteriores, en República Dominicana y Barbados.
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Los últimos acercamientos en México se iniciaron en agosto de 2021 y terminaron en noviembre pasado con un único acuerdo sobre la liberación de unos 3.000 millones de dólares bloqueados por sanciones, una iniciativa que no prosperó.
Para analistas, la cercanía entre Maduro y Petro, el primer presidente izquierdista de la historia de Colombia, podría enderezar el historial frustrado de esas negociaciones.
Protestas
Colombia era el principal aliado de Guaidó en la región durante el gobierno del derechista Iván Duque (2018-2022), cuando se rompieron las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Caracas y se cerró la frontera entre los dos países.
En cambio, Petro se ha reunido cuatro veces con el mandatario venezolano desde su investidura en agosto y reabrió los pasos fronterizos, gestos de amistad hacia su vecino antes de ser anfitrión de la cumbre del martes.
Sus acciones son vistas con recelo por algunos de los migrantes venezolanos que viven en Colombia, el principal receptor (2,4 millones) de los 6,8 millones de personas que han huido de la crisis del país, según al ONU.
A pocos pasos de la sede de la cumbre, ciudadanos venezolanos protestaron contra Maduro vestidos de negro y ondeando banderas. Frente a la estatua del “Libertador” elevaron un cartel con el mensaje “no más dictadura”.