Las monjas Isabel y Cecilia Blanco Castillo, de la Congregación Hermanas Dominicas de la Anunciata, llegaron a Costa Rica por el puesto fronterizo de Peñas Blancas, luego de que el régimen de Daniel Ortega las expulsara sin ninguna justificación, informó el sacerdote Gustavo Wattson, vocero de la Diócesis de Tilarán-Liberia.
El diácono costarricense además reveló que otra religiosa de nacionalidad guatemalteca, perteneciente a la misma congregación, también recibió la orden de abandonar Nicaragua.
«La Diócesis de Tilarán-Liberia informa que las hermanas Isabel y Cecilia Blanco Cubillo, religiosas de la congregación Dominicas del Anunciata, arribaron a suelo costarricense este miércoles, 12 de abril, por el puesto de migración en Peñas Blancas, tras ser expulsadas por el Gobierno de Nicaragua», dijo el vocero de la Diócesis costarricense en un video.
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Asimismo, el padre Gustavo Wattson informó que «las religiosas de nacionalidad costarricense fueron recibidas por su hermana Violeta Blanco y su esposo Carlos Vargas, además del párroco de La Cruz, el sacerdote Juan de Dios Bermúdez».
El sacerdote Juan de Dios Bermúdez, fue enviado por monseñor Manuel Eugenio Salazar, obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, al puesto fronterizo, para brindar apoyo a las hermanas dominicas. Una de ellas llegó en silla de ruedas, producto de su avanzada edad, que le impide movilizarse por sí sola.
Por otra parte, el vocero de la Diócesis de Tilarán-Liberia manifestó que «elevamos plegarias por otra religiosa de la congregación Dominicas de la Anunciata, de nacionalidad guatemalteca y que, según la prensa internacional, también recibió la orden de abandonar Nicaragua en las siguientes horas».
«Sobre tan lamentables hechos, monseñor (Manuel Eugenio Salazar) resalta la labor de entrega de las religiosas, quienes tenían a cargo un hogar de ancianos en Rivas, Nicaragua. Además, nuestro obispo reitera su llamado de oración por la Iglesia en el país vecino, específicamente por monseñor Rolando Álvarez, quien cumple ya dos meses de prisión en una cárcel nicaragüense», agregó.
Represión contra monjas
Esta nueva arremetida contra monjas se suma a la reciente confiscación del monasterio, propiedad de la congregación Hermanas Trapenses, ubicado en Santa María de la Paz, en San Pedro del Lóvago. La acción de la dictadura Ortega y Murillo se dio a pesar de que la asociación fue disuelta de forma voluntaria.
Las religiosas, que salieron del país el 24 de febrero, de forma voluntaria y por razones personales, señalaron que fue el Ministerio de Gobernación (Migob) quien les informó que el edificio fue entregado al Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA).
La salida de las Hermanas Trapenses se dio en un contexto donde el Gobierno de Nicaragua ha arreciado su ola represiva contra la Iglesia católica de Nicaragua, misma que ha alcanzado a organizaciones religiosas que realizaban obras de caridad, las últimas en ser expulsadas del país fueron las Hermanas de la Caridad, orden creada por Madre Teresa de Calcuta, en junio de 2022.