El régimen de Nicaragua no tiene interés en sentarse a conversar con la Organización de los Estados Americanos (OEA) o con el gobierno de Estados Unidos para buscar una solución a la crisis social, política, económica y de derechos humanos que vive el país desde abril de 2018, así lo confirmó en conferencia de prensa telefónica el nuevo embajador de Joe Biden ante la OEA, Francisco Mora.
El diplomático norteamericano defendió el papel que ha jugado el organismo continental para ejercer presión a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en la búsqueda de un cambio democrático. Afirmó que la OEA se ha pronunciado «claramente» a favor del pueblo nicaragüense y de la democracia.
«Lamentablemente el régimen Ortega-Murillo no tiene interés ninguno, no tiene voluntad en entrar en conversaciones no solo con la OEA; sino con su mismo pueblo. Realmente es brutal la represión que hemos visto en Nicaragua. Siempre la OEA y Estados Unidos estarían dispuestos a tener conversaciones; siempre y cuando haya seriedad de parte de Nicaragua de tener un diálogo abierto, honesto, sobre el tema de democracia y los derechos humanos», afirmó Mora.
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Sobre la permanencia de Nicaragua en la OEA, sostuvo que dicho organismos es el único foro en el hemisferio occidental donde los países democráticamente electos tienen representantes y «todos están comprometidos con defender la democracia y los derechos humanos».
Resaltó que en la región ha visto «la erosión de la democracia, estamos viendo violaciones contra los derechos humanos en muchos países», en alusión a Nicaragua, Cuba y Venezuela, naciones bajo dictaduras.
La «presión» al régimen de Ortega
Diversos grupos de opositores nicaragüenses han pedido a la OEA más contundencia contra Ortega para que las acciones sean más efectivas. El nuevo embajador de EE. UU. ante ese organismo señaló que el foro continental está «enfocado en buscar maneras de presionar diplomáticamente» cuando sea necesario y de llamar la atención cuando hay violaciones a los derechos humanos o violaciones de la paz en la región.
El diplomático aseguró que la OEA «no tiene herramientas duras» que pudieran presionar a un país como Nicaragua para que lleve a cabo las reformas y la democratización que se requiere.


«Sí la OEA ha hecho (que se vea) la luz sobre Nicaragua, ha ayudado a aislar a Nicaragua. Nicaragua se encuentra aislada por las medidas y resoluciones que se aprobaron en la OEA, por la mayoría de los miembros y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha presentado informes resaltando la situación del país, eso contribuye mucho a la presión y al aislamiento de Nicaragua», mencionó.
Pese a todas estas acciones no se ha logrado la restauración de la democracia, pero el embajador estadounidense lo atribuye a que el «régimen autoritario» como existe en Nicaragua no está dispuesto, bajo cualquier condición, de llevar a cabo ningún tipo de cambios, de reformas que lleven a una solución de la crisis sociopolítica.
Nicaragua decidió el 19 de noviembre de 2021 retirarse de la OEA porque, según el diplomático, no quiso soportar la presión y el esfuerzos de los miembros del organismo, incluida la CIDH, que realizó «importantes informes» sobre la situación del país centroamericano. «Se autoaisló del Sistema Interamericano y no ha querido tener ninguna conversación con la OEA ni con su pueblo», reafirmó.
El retorno de la democracia
Mora pidió el pasado 18 de enero a los miembros del organismo mantener la presión contra los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba para que regresen a la «democracia».
«Debemos levantar la voz y defender la democracia cuando está bajo ataque. Todas nuestras delegaciones deben estar preocupadas por la erosión de la democracia y el impacto de la corrupción en las Américas», declaró en su primera intervención ante el Consejo Permanente de la OEA.
Mora consideró que los Estados miembros «no pueden permanecer callados» cuando un Gobierno «silencia a la oposición e intimida a la sociedad civil». En ese sentido, puso el ejemplo de Nicaragua, país al que exigió «la inmediata e incondicional» liberación de los presos políticos bajo la dictadura de Daniel Ortega.
«Los Estados miembros de la OEA tenemos que mantener la presión al régimen de Ortega para que cambie su rumbo», declaró.