Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, recordó el Día de los Inocentes, que se conmemora cada 28 de diciembre, fecha en que se dio la matanza de niños menores de dos años en Belén, ordenada por el rey Herodes.
Esa fecha, en la historia bíblica, estuvo marcada por el odio de Herodes contra Jesús de Nazaret, a quien buscaba para matarlo, luego de su nacimiento, que según la religión cristiana fue un 25 de diciembre.
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Aludiendo a ese acontecimiento, Báez recordó que «Herodes se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén. Ambicioso y sediento de poder, tiene miedo y manda a asesinar».
Referente al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, señalado de crímenes de lesa humanidad contra nicaragüenses, el prelado expresó comparó las acciones de Herodes con las de «los tiranos de hoy que se imponen reprimiendo, encarcelando o matando».
A su publicación, Báez agregó una foto donde agentes de la Dirección de Operaciones Especiales (DOEP) de la Policía orteguista agredieron en una de las protestas en 2019, a una joven opositora.
«Triste realidad se actualiza»
El padre Edwing Román, expárroco de la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya, también recordó esa fecha trágica y la relacionó con la violencia desatada por la dictadura de Nicaragua.
«“Herodes (…) mandó a matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores”. Mt. 2,16. Triste realidad que se actualiza en las masacres sangrientas que cometen quienes se aferran al poder, en los niños migrantes, y en los niños inocentes que no dejan nacer».
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Al igual que Báez, el sacerdote Román adjuntó a su publicación en Twitter la foto del crimen el 16 de junio de 2018 contra la familia Velásquez Pavón, calcinada en su propia casa.
En medio de las protestas sociales contra el régimen de Daniel Ortega, un grupo de desconocidos incendió la casa de tres pisos que se ubica en el barrio Carlos Marx, en Managua. Adentro estaban las seis personas, que posteriormente se convirtieron en víctimas mortales.
Testigos y familiares denunciaron en ese momento que los responsables fueron agentes paraestatales armados y oficiales de la Policía al servicio del gobierno sandinista.
El suceso fue reportado a nivel internacional. Dos niños calcinados y cuatro adultos más era la escena que se repetía. Hasta hoy, la justicia de Nicaragua no ha esclarecido el delito que enlutó a todo el país.
Además de ese crimen, a la dictadura orteguista se le señala de asesinar a más de 300 ciudadanos en las protestas sociales de hace cuatro años, donde también fue asesinado el niño Teyler Lorío, de 14 meses de nacido, víctima de un disparo de fusil Aka en su cabeza, el 23 de junio de 2018. El crimen sigue en la impunidad.