El mandatario nicaragüense, Daniel Ortega, arremetió nuevamente contra sacerdotes y la Iglesia católica durante su discurso ofrecido durante el acto de la XXV Graduación de Licenciados en Ciencias Policiales realizado la noche del lunes, 19 de diciembre. «La sotana no hace santo a nadie, el hábito no hace al monje», expresó Ortega.
Durante su discurso se refirió al comisionado general Ramón Avellán Medal, como un «héroe que puso a prueba, con los compañeros que estaban en ese comando en Masaya, puso a prueba lo que es la disciplina, porque no es fácil, no es fácil, estar en un cuartel, estar armando con suficientes armas y personal como para barrer con quienes atacan todos los días ese cuartel, alentados por los que no tienen ningún amor a Dios, alentados por los caínes, atacando todos los días».
La referencia del dictador es sobre los sucesos registrados en Masaya en 2018, una de las ciudades que registra mayor número de asesinados por la represión dirigida por Avellán, quien decía que la Iglesia incitaba a los manifestantes.
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«Y nos comunicábamos con el primer comisionado Díaz, y me comunicaba también con él insistiéndole: no disparen, hay que aguantar, hay que aguantar. Esa es una orden difícil de cumplir, y aquí, la policía dio una muestra de disciplina y todo para evitar una mayor tragedia de la que ya estaban provocando los terroristas. Pensaban que la Policía estaba vencida y los ataques eran en diferentes cuarteles todos los días, y salían de algunos templos, no de todos los templos, pero algunos templos donde estaban los fariseos, los sepulcros blanqueados», continuó expresando Ortega.

Ortega insistió en que los sacerdotes dirigieron ataques contra sus oficiales y paramilitares, señalando que «de esos templos salían y un departamento donde incluso abiertamente salieron algunos curas con la sotana, manipulando la sangre, para llamar al derramamiento de sangre. Incluso algunos obispos, esos curas, esos obispos (…) y lo digo como cristiano, yo me formé en una familia católica, cristiana, pero aprendí con el paso del tiempo que al final de cuentas, detrás de una sotana está en un ser humano, la sotana no hace santo a nadie, el hábito no hace al monje, es un principio».
«Fíjense, la cúpula de la Iglesia católica en Nicaragua, los obispos, todos eran somocistas, predicaban el somocismo, en nombre de Dios santificaban el somocismo, sí, eran somocistas, y la mayor vergüenza», añadió Ortega en su extenso discurso contra los religiosos.
El régimen Ortega-Murillo ha arremetido en contra de la Iglesia católica desde 2018 por las denuncias constantes de parte de los jerarcas religiosos en contra de los crímenes de lesa humanidad y las violaciones a los derechos humanos. Como consecuencia de esta represión, un gran número de sacerdotes se han visto obligados al exilio y otros han sido encarcelados.
Recientemente la justicia orteguista acusó a monseñor Rolando Álvarez de los supuestos delitos menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información y la comunicación en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense.
Monseñor Álvarez fue secuestrado el 19 de agosto pasado mientras se encontraba en la Curia Episcopal de Matagalpa. En ese momento fue conducido a Managua donde supuestamente permanece retenido en la vivienda de un familiar. El sacerdote pertenece a un grupo de 12 religiosos encarcelados, señalados, entre otros delitos, por conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional.