Un grupo de siete países de la Unión Europea plantearon hoy establecer un límite al precio del gas de 160 euros por megavatio/hora (MWh), lejos del tope de 275 que puso sobre la mesa la Comisión Europea y que generó descontento entre prácticamente todas las capitales europeas.
La propuesta, a la que ha tenido acceso EFE, parte de Italia, Grecia, Bélgica y Polonia, cuenta con el apoyo de Eslovenia, Malta y Lituania y será discutida por primera vez hoy mismo en una reunión de embajadores de los Veintisiete ante la UE, explican fuentes comunitarias.
Sin embargo, los intercambios diplomáticos importantes se esperan los próximos días 7 y 10, cuando se prepare el consejo extraordinario de Energía del 13 de diciembre que los ministros consagrarán al tope al gas, controvertido dossier sobre el que aspiran a llegar a un acuerdo conjunto ese día.
Así, estos siete países proponen establecer a partir del 1 de enero de 2023 un tope al gas de 160 euros MWh que afectaría a todos los tipos de contrato (físicos y financieros) con cualquier plazo de entrega (no solo a las entregas a un mes, como planteaba Bruselas) y que cubra también los mercados extrabursátiles (OTC, por sus siglas en inglés).
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El mecanismo se activaría por “decisión política” y contaría con unas “condiciones claras de suspensión”: funcionaría a modo de semáforo con colores verde, amarillo y rojo en función de los riesgos y se suspendería si “en el futuro el nivel no resulta adecuado”.
Los siete países añaden a esta opción de tope “fijo” una segunda que pasaría por establecer un límite “dinámico” que se definiría mensualmente o por trimestres y que estaría “parcialmente” vinculado con la evolución media de una serie de índices de referencia de gas natural licuado (GNL) a nivel mundial.
Mientras tanto, la presidencia del Consejo que ostenta este semestre la República Checa, sigue trabajando en acercar posturas sobre la propuesta original de Bruselas y propone, según un borrador al que ha también ha accedido EFE, rebajar de 14 a 5 días el período al que deben mantenerse los precios por encima del tope introducido, que sitúa ahora en 264 euros MWh.
La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, reconoció el pasado 29 de noviembre en una comparecencia ante en la Eurocámara que los 14 días sugeridos por su departamento pueden resultar excesivos. Otro cambio con respecto a la idea original es que el tope se aplicaría también a los contratos de futuros a tres meses y no sólo a los formulados a un mes.
España fue el país más crítico con la propuesta que planteó inicialmente la Comisión, que la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, calificó de “tomadura de pelo” y “broma de mal gusto” con “problemas serios” de diseño precio y condiciones, y no cree que esa rebaja en el plazo para la activación sea sustancial, indican fuentes europeas.
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Tampoco se suma la propuesta anterior formulada por siete países, aunque todos están en el bloque mayoritario de Estados miembros que reclaman intervenir con algún tipo de techo en los mercados frente al grupo liderado por Alemania y Países Bajos que lo rechaza.
El motivo es que España cuenta con presentar a los socios comunitarios su propia iniciativa, que también se basa en un “corredor dinámico” de precios, según fuentes que no ofrecieron más detalles.
De un potencial consenso sobre el tope al gas el próximo 13 de diciembre dependen también otros dos reglamentos energéticos importantes, uno para acelerar el despliegue de renovables y otro para organizar compras conjuntas de gas o crear un índice alternativo al TTF más representativo del mercado de GNL.
Hay acuerdo sobre ellos entre los Veintisiete, pero los países que reclaman un tope al gas se niegan a aprobarlos formalmente hasta que no se solucione también el escollo de la intervención del mercado gasístico para limitar los precios.