Los embajadores radicados en Managua, en especial los de la Unión Europea, son víctimas de «hostigamiento y acoso enfermizo» de parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, reveló a Artículo 66 el exembajador de Nicaragua ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) Arturo McFields.
Desde hace seis meses, los embajadores de la Unión Europea son llamados a «consultas» ante la Cancillería para ser reprendidos por la vicecanciller Arlette Marenco. Los reclamos del régimen a los diplomáticos se deben a la inasistencia a las actividades de propaganda de la dictadura y sus instituciones.
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«Rosario Murillo no perdona que los embajadores no asistan a ninguno de sus eventos propagandísticos y también está molesta por la posición de la Unión Europea con el tema de Nicaragua ante la Asamblea de la ONU (Organización de Naciones Unidas)», subrayó McFields.

Otra de las razones que habría orillado a la dictadura a emprender este acoso al cuerpo diplomático del bloque europeo y hasta la expulsión de la embajadora Bettina Muscheidt es la posición de los países del viejo continente respecto a la situación de Nicaragua.
«Esto (las reprendidas) es por cualquier tipo de actividad, reunión, evento, cualquier tipo de campaña social que quieran hacer o algo tan inofensivo como un festival de cine. Cualquier actividad es víctima de una persecución y acoso llena de odio que emana desde El Carmen», aseguró McFields.
«Los embajadores son hostigados y sermoneados constante. Son llamados a la Cancillería a recibir una lluvia de regaños que vienen desde El Carmen y son ejecutados por la vicecanciller Arlette Marenco y algunas veces por el canciller Denis Moncada, quien tiene muy poca actividad en cuanto a la relación con los embajadores, ya que verdaderamente ejerce esas actividades de regaño y sermones a los diplomáticos, presión y hostigamiento es la vicecanciller», añadió.
El exdiplomático manifestó que el hostigamiento constante y permanente contra los embajadores «parece que el régimen quisiera obligarlos a ellos a renunciar». Manifestó que en esas «reprendidas» no tienen el más mínimo respeto o trato diplomático hacia los embajadores porque la vicecanciller Marenco usa lenguaje «vulgar y soez».
«Ese mensaje para ella es insoportable porque pueden venir más sanciones para ella. El Carmen está paranoico con la llegada de nuevas sanciones y porque varios parlamentarios europeos se sumaron a la campaña para apadrinar a un preso político que demandan su liberación», añadió.
Marenco, delegada para ser la verdugo de los diplomáticos, también es asesora presidencial para relaciones internacionales, secretaria de cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores y vicecanciller.