Arribo este domingo, 25 de septiembre, a Managua los restos de la nicaragüense Cela María Vivas García, de 24 años, originaria de San Marcos, Carazo, que falleció por causas aún desconocidas al cruzar el muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
Para lograr la repatriación, los familiares de la joven realizaron una colecta para reunir los ocho mil dólares para los trámites de enviar los restos a Nicaragua.
El cuerpo de la joven permaneció en el Centro Médico Regional, ubicado en la ciudad de Yuma, del estado de Arizona, Estados Unidos. El trágico suceso ocurrió a finales de agosto cuando la mujer intentó ingresar a Estados Unidos en busca del sueño americano. Gustavo Pool Sansón, esposo de Cela Vivas García, dijo que su objetivo y el de la joven pareja era trabajar para ahorrar y comprar una casa. Ambos cumplirían un año de casados.
Texas Nicaraguan Community informó que de acuerdo con la versión «de su acompañante (de la joven), antes de cruzar el muro (Cela Vivas) se desmayó, la cruzó cargada y la entregó». Agregó que la nicaragüense fue trasladada al centro hospitalario donde posteriormente fue declarada muerta. Señaló que hasta el momento «no se saben las causas de su muerte».
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México es un país de paso obligatorio para los migrantes o exiliados nicaragüenses que intentan llegar a Estados Unidos ante la grave crisis social, política, humanitaria y de derechos humanos que vive el país bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La migración de nacionales al país norteamericano ha registrado cifras sin precedentes incluso mucho más altas que las contabilizadas en la década de 1980, durante el primer régimen sandinista de Ortega.
De enero a julio de 2022, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) registró 96 mil 193 detenciones de nicaragüense, 358 % más que en el mismo periodo del año pasado, una cifra récord.
Nicaragua ocupó el tercer puesto entre los países que más migrantes envía a Estados Unidos, solo superada por Guatemala y Honduras. Más de una veintena de nicaragüenses han perecido tras intentar llegar a EE. UU. Algunos mueren al cruzar el río Bravo, otros son víctimas de extorsión o secuestro.
