Asedio, agresiones y disparos fueron reportados durante la jornada represiva contra la Iglesia católica en el municipio de Sébaco, departamento de Matagalpa, registrado el primero de agosto.
La plataforma Monitoreo Azul y Blanco detalló que tres personas fueron retenidas y otras resultaron heridas, luego que el régimen ordenara el cierre de siete radioemisoras católicas de la diócesis de Matagalpa y agentes policiales irrumpieran la capilla Niño Jesús de Praga para apropiarse de los equipos.
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El padre Uriel Vallejos, párroco de la iglesia Divina Misericordia, ubicada contiguo a la capilla, fue cercado por policías y permaneció refugiado en la Casa Cural. Y a consecuencia del asedio policial, las clases en el colegio San Luis Gonzaga, ubicado contiguo, fueron suspendidas hasta nuevo aviso.
Por su parte, el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, manifestó que, a pesar del cierre de las radios, «la palabra de Dios no la callarán» y encaró a las autoridades del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (TELCOR) por la medida arbitraria.
La dictadura ordenó este dos de agosto el cierre inmediato del Canal RB3, conocido como El Canal de la Zona Láctea, argumentando que el medio independiente, ubicado en Río Blanco, Matagalpa, «no cuenta con autorización para operar como un canal de contenido local».
Su propietario, David Mendoza, señaló que el medio tenía 18 años de existir y siempre fue objeto de «ataques» por parte de simpatizantes políticos. Incluso, reveló que hace aproximadamente un mes un «colega» le recomendó que se «aliara» con el partido de gobierno, FSLN, a lo que contestó que «él se preparó para ser periodista no para aliarse a ningún partido político». Mendoza se despidió de su audiencia, con lágrimas, a través de una transmisión en vivo en las redes sociales:
El cardenal Leopoldo Brenes llamó al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a «detener todo acto de violencia contra la Iglesia, los sacerdotes y la feligresía».
En declaraciones al medio digital Portavoz Ciudadano, el arzobispo de Managua manifestó que la Iglesia «no es enemiga del Gobierno; la Iglesia predica el Evangelio, el amor, la paz y la reconciliación (y) todos estos actos contra la Iglesia son expresiones de violencia», a lo que responderán con «la palabra de Dios».
El dictador Daniel Ortega aseguró que Estados Unidos envió a un emisario para «abrir comunicación» con su régimen, pero este fue rechazado por llegar al país de manera «clandestina».
« Efectivamente mandaron un mensajero que estuvo aquí en Nicaragua y no lo hicieron por la vía oficial. Un funcionario del Departamento de Estado estuvo aquí, que quería reunirse, pero le dije que tenía que venir por los canales oficiales, a través de nuestro embajador allá en Washington, y lógicamente a través de la Embajada de los Estados Unidos aquí, como para poder recibir a un emisario, y no de la forma que vino, clandestino», dijo Ortega.
El Gobierno de Joe Biden confirmó el pasado seis de mayo a la Voz de América que mantenía «una comunicación bilateral» con el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, un día después que el diario norteamericano The New York Times reveló que Laureano Ortega Murillo, hijo de la pareja de dictadores, habría buscado dialogar con Estados Unidos con el objetivo de conseguir un «alivio de sanciones para su familia».
La vicemandataria ilegítima de Nicaragua, Rosario Murillo, catalogó de «insólita provocación» la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán. Según Murillo, la acción del país norteamericano responde a «políticas injerencistas e intervencionistas del imperialismo» en contra de China y exigió «el respeto a la soberanía e independencia» de Pekín.
El régimen emitió un comunicado, a través de la Cancillería nicaragüense, en el que condenó de manera enérgica el reconocimiento que la administración de Joe Biden le estaría dando a Taiwán, país que hace menos de un año era el cooperante más generoso de la dictadura de Daniel Ortega. El régimen advirtió que «la voluntad del pueblo chino no puede ser desafiada».
El preso político Miguel Mora Barberena cumplió 40 días en huelga de hambre con el objetivo de presionar a las autoridades para lograr el permiso de ver a su hijo Miguel Mora Chávez, un joven de 21 años con discapacidad motora.
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Familiares y organizaciones de derechos humanos han alertado sobre el deterioro de la salud del periodista, quien lleva más de un año en la cárcel de «El Nuevo Chipote» bajo un régimen de incomunicación y tratos crueles.
También han señalado que «Miguelito» está presentando repercusiones emocionales por la separación impuesta. El joven «llora y exige ver a su papá», y junto a su madre, Verónica Chávez, intentó tramitar su cédula de identidad para ingresar al complejo policial, sin embargo, los funcionarios del régimen le negaron el derecho, señalando que debía presentarse con su padre, quien está encarcelado.