La presa política más joven del régimen de Nicaragua, Samantha Jirón, cumple 150 días encarcelada. Fue detenida el nueve de noviembre de 2021 por agente policiales, dos días después de las votaciones generales donde el régimen selló un cuarto mandato consecutivo en la Presidencia de Nicaragua encarcelando a sus principales contendientes.
Jirón fue condenada por los supuestos delitos de «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional» y por cargos de conformidad con la Ley de Ciberdelito.
La activista política desde el primero de diciembre de 2021 está cautiva en el Sistema Penitenciario de mujeres, conocido como «La Esperanza», en Tipitapa, luego de permanecer presa en la estación policial del Distrito tres de Managua. Jirón fue sentenciada a ocho años de prisión más una multa de 30 mil córdobas.
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Sus familiares expresan que «Samantha sabe que es inocente y que es un condena injusta, porque no ha cometido ningún delito. Además, afirma que no se siente derrotada; es triste, pero sabemos que no va a pasar ocho años encerrada porque pronto se hará justicia. No podemos colgar los guantes; no nos cansaremos de demandar la libertad para nuestras presas y presos de nuestros país».
Jirón ha sido sometida a tratos diferentes a los de las demás encarceladas pues no le es permitido salir al patio del sistema penitenciario ni puede tener radio para escuchar noticias. La opositora fue trasladada a la «La Esperanza» en medio de secretismo y permanece ahí junto a Evelyn Pinto, activista del grupo de 60 años a más también encarcelada por la dictadura.
La opositora estuvo exiliada en Costa Rica por más de un año tras la represión y asedio en su contra. Regresó a Nicaragua en 2020 y pese a la constante persecución por parte de la Policía y simpatizantes sandinistas siguió trabajando en activismo político con la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab).
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Como pruebas para su judicialización, la justicia orteguista presentó entrevistas en vídeo que brindó a medios de comunicación internacionales y nacionales, donde habló de temas de interés y dominio público como la pandemia del COVID-19 y la crisis política que vive el país. Los peritos policiales alegaron que esas declaraciones «atentaron contra la patria».
Pese a que Jirón —al igual que los demás presos políticos— fue declarada culpable, fuentes cercanas aseveran que está fuerte y en todo el proceso estuvo «con la moral muy en alto» y «le recalcó al juez que es inocente de todos los delitos que se le están imputando».
Una vez concluido el «juicio», Samantha Jirón, quien fue vestida con el traje azul, pudo abrazar a una de sus familiares que estuvo presente en los juzgados de Managua y decirle que fueran fuertes y «que pronto saldremos de esto».