El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, en su homilía de este sábado, primero de enero desde Miami, llamó a los creyentes a no renunciar a cuidar de las instituciones y de la democracia, aun cuando «en muchos de nuestros países la institucionalidad y la democracia parecen estar a punto de morir».
«Un modo de cuidado urgente de la democracia es no acostumbrarnos a la crueldad, a la opresión y a la injusticia. Un modo de cuidado permanente es comprometernos a erradicar de nuestras sociedades la enfermiza ambición de poder, el vicio de la corrupción y el cáncer de la división», dijo el líder católico en su homilía de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios.
El religioso también escribió a través de su cuenta de Twitter, minutos antes de que terminara el 2021, que «mientras llega la medianoche y comienza el 2022 en Miami, pienso en Nicaragua, en tanta irracionalidad y crueldad en el poder, en tanto dolor y tantas lágrimas. La fe en el Cristo Salvador me sostiene y rezo: ¡Ten piedad, Señor! ¡Mira con bondad a tu pueblo! ¡Salva a Nicaragua!».
Monseñor Silvio José Báez ha sido uno de los líderes católicos más cercanos con el pueblo que ha sufrido la represión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Su crítica férrea a la violación de derechos humanos y crímenes ejecutados por el régimen le trajo como consecuencia un exilio forzado que lo tiene en Miami, Estados Unidos, desde abril de 2019.
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También ha sido blanco de los ataques verbales y amenazas directamente de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. La pareja gobernante han emprendido una campaña de intimidación e insultos contra los sacerdotes, a quienes han calificado de «hijos del demonio», «satánicos» y «terroristas», pese a que los mismos dictadores fueron quienes pidieron a los obispos que mediaran un diálogo, cuando el gobernante estaba «con el agua al cuello» por la rebelión y los tranques que la población levantó en todo el país entre abril y junio de 2018.
Aboga por la unidad
Durante los meses pasados, distintos grupos políticos opositores de Nicaragua intentaron infructuosamente acercarse y constituir un bloque unitario que hiciera frente al autoritarismo de Daniel Ortega. Al final, esos movimientos se empantanaron en descalificaciones y cuestionamientos ideológicos y al final la dictadura terminó por aplastarlos a todos y encarcelar a sus dirigentes, sin ningún tipo de discriminación.
En alusión a esa falta de unidad, monseñor Báez insistió sobre la necesidad de «tender puentes para dialogar con respeto y sacrificando intereses egoístas para construir relaciones más solidarias». «Aunque todo parezca incierto, este año podría ser un paso importante en el cuido de nuestra sociedad (…) El nombre del cuidado social es solidaridad y su fruto es la justicia y la paz», instó el prelado.
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Báez citó al papa Francisco, máximo líder mundial del catolicismo, para remarcar ese llamado a la unidad: «“Necesitamos personas que sean capaces de tejer hilos de comunión, que contrarresten los alambres espinados de las divisiones, que son demasiados” (Francisco, Homilía 1/1/22)».
«Cuidar la vida humana para no morir»
En relación a los estragos de la pandemia del Covid-19, a la que monseñor Báez califica como una «pesadilla», la que «parece que durará más de lo que esperábamos», el religioso insta a «no olvidar las enseñas de La santa Madre de Dios: la vida humana debe ser cuidada. Desde nuestra concepción y a lo largo de la vida, todos somos seres necesitados de cuidado. Sin cuidado nadie podría subsistir. Tenemos que cuidar de todo. Debemos cuidar de nosotros mismos, de lo contrario podemos enfermar y morir. Hay que cuidar nuestro cuerpo, para que no se enferme ni enferme a los demás. Hay que cuidar sobre todo nuestro corazón, para que esté limpio de resentimientos y amarguras. Debemos cuidar de los demás, prestándoles atención, regalándoles tiempo, tratándolos con bondad, ayudándoles sin interés y acercándonos sin ningún afán de aprovecharnos o dominarlos».
«Este año será mejor si nos seguimos cuidando y cuidamos de los demás como la Virgen cuidó de Jesús, conservando y meditando todo en su corazón” (cf. Lc 2,19). Hay que iniciar el nuevo año desde el corazón. Este fue el secreto de la madre de Dios: no vivía nada en soledad, todo lo vivía en su interioridad delante de Dios. Este es el secreto para no ser víctimas del miedo ni de la amargura. Este es el camino para no ser indiferentes ignorando la realidad y para no vivir llenos de amargura luchando para olvidar», insiste el obispo auxiliar de Managua.