Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, dejó en claro que las ofensas no contribuyen a un encuentro, por el contrario, hieren y dividen a una sociedad cansada de violencia. Las palabras del líder religioso surgen en medio de constantes ataques a la Iglesia católica por parte del régimen de Daniel Ortega.
«Quien ofende, hace sufrir y agrede a los demás, va tejiendo su propia ruina», manifestó en la homilía de este domingo, 19 de diciembre, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos.
Ortega y su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo, han calificado a los sacerdotes católicos de «alimañas y disfrazados» y los han acusado de ser supuestos cómplices de lo que consideran «actos terroristas», luego que los religiosos se mostraran a favor de la defensa de los derechos humanos durante las protestas sociales de 2018.
«Nuestra sociedad está extenuada a causa de tanta agresividad y de tantas palabras odiosas que hieren y dividen. La gente llora en silencio por la crueldad a la que es sometida por quienes deberían velar por su bienestar», expresó el prelado.
El régimen Ortega-Murillo mantiene sus señalamientos contra la Iglesia católica y la comunidad internacional, mientras alista un posible diálogo nacional en el 2022; en el que se desconoce si solicitarán la mediación de los obispos.
«Si se llega a la intimidad o a la casa de los demás derribando muros y puertas, para atropellar y ofender, no se produce ningún encuentro. Solo se genera dolor y miedo, resentimientos y heridas. Quien produce estos desencuentros dolorosos, se aleja de Dios», dijo monseñor, haciendo referencia al Evangelio de este día que relata la visita realizada por la Virgen María, embarazada de Jesús, a su pariente Isabel, embarazada a su vez de Juan el Bautista (Visitación).
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«Las visitas y los encuentros auténticamente humanos no se improvisan. “Visitar” es entrar en el espacio personal y familiar de los demás. Esto exige sumo respeto, capacidad de admiración y mucha discreción (…) Debemos acercarnos a los otros para servir, no para humillar y hacer sufrir. Es necesario aprender a encontrarnos entre nosotros y disponernos a crear relaciones humanas y respetuosas», añadió monseñor Báez.
No desanirmarse ante quienes pretenden robarle el futuro al pueblo
Tomando de ejemplo a la Virgen María, invitó a los nicaragüenses a no desanirmarse ante la crisis sociopolítica y económica. «Dichosos quienes caminan siempre y no se quedan estancados a causa de sus debilidades y fracasos. Dichosos quienes no se detienen paralizados de miedo ante las fuerzas tenebrosas del mal que dominan la sociedad».
«No hay que desanimarse ante quienes pretenden robarle el futuro al pueblo. El tiempo de la opresión y de la injusticia debe convertirse en el germen de una nueva sociedad y en el momento propicio para comenzar a construir la cultura del encuentro. Debemos comenzar ya a relacionarnos de tal manera que nadie sea descartado, ofendido o humillado, sino que todos sean necesarios, respetados y valorados», exhortó monseñor Báez.
El obispo, desde el exilio, resaltó que «quienes se sacrifican y luchan por construir una convivencia social más humana, respetuosa y justa, pueden estar seguros de que todos sus esfuerzos, por pequeños que parezcan, nunca se perderán y florecerán un día, pues Dios está de su parte. No hay que perder la esperanza».
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Recordó que «en las sociedades tristes y llenas de temor se hace necesaria una alegría serena que devuelva a todos la capacidad de soñar y comunique fuerzas para construir un futuro mejor».