La vicemandataria del régimen de Nicaragua, Rosario Murillo, celebró la participación de Daniel Ortega en la XX cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). La vocera se amparó en el discurso del dictador para arremeter en contra de Estados Unidos y de la Iglesia católica acusándolos de «hampones, matones, alimañas y disfrazados».
«Semejante cátedra que nos ha dado una vez más nuestro presidente (Daniel Ortega) frente a los invasores, frente al yanqui invasor, frente a los imperios, frente a los colonialistas e imperialistas de la tierra. Hemos defendido a nuestra Nicaragua desde ese espíritu invencible de nuestros héroes nacionales. Brotaron lágrimas de nuestros ojos cuando escuchamos esa memoria histórica», dijo la vocera gubernamental en referencia a la intervención de su marido en La Habana.
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Continuó con los ataques a la comunidad internacional señalando que deberían «avergonzarse por seguir invadiendo nuestros espacios soberanos, el derecho que tenemos los nicaragüenses a vivir en paz, tranquilos, de vivir nuestra fe y nuestros valores desde nuestras instituciones judiciales. Vergüenza les debería de dar a las potencias que siempre apuestan por el odio y por el mal, por la envidia y la codicia», expresó Murillo, quien siguió mostrándose molesta por las condenas de los países a las violaciones de derechos humanos en Nicaragua, por las sanciones y el desconocimiento a sus elecciones al igual que a su instituciones.
La vicemandataria acusó a los Estados de querer apropiarse de los recursos de Nicaragua. «En nombre de la democracia y la libertad pretenden seguirnos arrebatando nuestros derechos y decirnos qué es la libertad, qué es la democracia. Ellos no pueden hablar en nombre de nuestros pueblos, ningún derecho tienen», subrayó en su acostumbrada intervención telefónica a medios oficialistas.
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Además, les imputó la «destrucción de países en nombre de la llamada democracia», mientras se autodenominaba democrática por ejercer «el derecho a pensar desde nuestras culturas a vivir desde nuestras culturas, de opinar y elegir desde nuestras culturas». Murillo calló sobre los más de 170 presos políticos de su régimen, entre los cuales hay precandidatos presidenciales, analistas políticos, periodistas y activistas defensores de derechos humanos.
Continúan los ataques a la Iglesia católica
En su discurso de paz y amor la vicemandataria señaló que «seguimos derrotando al odio que sale de algunas bocas que todavía se atreven a bendecir. Dios no bendice el odio, Dios no bendice a quienes bendicen y promueven el odio, la separación, el dolor, la tragedia, los crímenes, Dios no bendice alimañas» refirió Murillo.
«¡Que vergüenza para los disfrazados! Disfrazados porque solamente una persona que se disfraza y que no le cabe el traje que es capaz de bendecir el odio, la cizaña y la muerte, bendecir lo peor de la humanidad. Hay algunos que se atreven, sin embargo Dios es misericordioso, Dios es justo», continúo añadiendo la vicemandataria.
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La dictadura de los Ortega-Murillo ha acusado a los obispos de organizar, promover y apañar «actos terroristas» en referencia a los sucesos que se dieron en el marco de las protestas sociales. Estados Unidos se ha pronunciado en rechazo a estos señalamientos en contra de los religiosos asegurando que con sus palabras el régimen «muestra su miedo a las voces independientes de Nicaragua».
«La peligrosa crítica de Ortega a los obispos católicos muestra su miedo a las voces independientes de Nicaragua y su voluntad de atacar a todos los disidentes», ha manifestado el país norteamericano por medio de su secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols.