En la homilía de este domingo, desde la iglesia Catedral San Pedro Apóstol, de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, reflexionó acerca de la «justicia independiente» que debe de existir para que se respeten los derechos de los nicaragüenses.
El obispo de la Diócesis de Matagalpa afirmó que la justicia debe estar al lado de los más débiles. «La justicia es principio fundamental de la existencia de los hombres, de las comunidades humanas, de las sociedades y los pueblos; tiene un significado fundamental en el orden moral entre los hombres en las relaciones sociales».
«Puede decirse que el sentido mismo de la existencia del hombre sobre la tierra está vinculado a la justicia y por lo tanto está íntimamente relacionada a la satisfacción de los bienes sociales que permiten el mejoramiento de las oportunidades de todas las personas y particularmente de las más débiles», enfatizó.
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Según el prelado, la justicia debe ser uno de los pilares de la sociedad que garantice la libertad y la distribución de la riqueza, asegurando así la igualdad de oportunidades.
«En este sentido, la posibilidad del desarrollo económico y social depende de cómo están estructuradas las instituciones públicas que organizan a la sociedad, entre la que desataca la justicia independiente, autónoma e imparcial, sin la cual la comunidad carece de un verdadero rumbo», afirmó.
Indicó que un aspecto fundamental de la justicia en un Estado de derecho radica en el principio general «que toda actuación del Estado debe ser calculable y previsible».
Álvarez refirió que solo puede existir seguridad jurídica «allí donde los ciudadanos saben con exactitud qué es lo que el Estado puede hacer y lo que el Estado no puede hacer».
«La justicia es entonces un mecanismo para el mejoramiento de la calidad de vida destinada a impulsar el desarrollo y crecimiento económico y social de una sociedad», insistió.
Justicia respetuosa de los derechos humanos
El jerarca demandó verdadera justicia en Nicaragua, la que empieza por el respeto de los derechos humanos. «La pobreza y la tiranía, la escasez de oportunidades de estudios, de salud, de carencias económicas, el no acceso a los servicios públicos, la corrupción, la intolerancia o el exceso de intervención de los estados arbitrarios favorecen la injusticia».
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Sin embargo, mencionó que la justicia con rostro humano debe estar cercana a los desposeídos, a los débiles y a los más pobres es la del desarrollo integral, humano, social, económico, político , institucional y de plena libertad».
«De aquí que el desarrollo, la justicia y la libertad se entrelazan y retroalimentan y de esto depende el avance o el retroceso (…) Ser justo significa dar a cada uno cuánto le es debido, esto se refiere a los bienes temporales, de naturaleza material», explicó.
El religioso culminó reflexionando en las palabra de Jesucristo: «La medida con que mediréis se os medirá. «Necesitamos Hombres y mujeres que midan justamente. Necesitamos serlo todos».