Según los datos oficializados por la Secretaría de Salud de Honduras, en seis días las autoridades sanitarias han vacunado contra el COVID-19 a 35 mil nicaragüenses, a quienes les han aplicado la primera dosis de Pfizer y Moderna. El país vecino espera que en 28 días estos ciudadanos acudan a recibir la segunda inyección para así completar su esquema de vacunación.
La mayoría de nicaragüenses que cruzan la frontera del Guasaule son personas jóvenes, pues las vacunas usadas en Honduras son aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que no sucede en su propio país. El régimen de Daniel Ortega orientó que al grupo poblacional de 18 a 29 en se le suministrara la monodosis de Sputnik Light, de origen ruso.
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El viceministro de Salud de Honduras, César Barrientos, informó que prevén inmunizar entre 350 y 500 nicaragüenses por día, puesto que no se debe perder la prioridad del país de «vacunar a hondureños». Añadió que «es importante que la población nicaragüense ingrese de manera ordenada, que se enliste y que cuando reciban el beneficio de la vacuna retornen a su país nuevamente».
Barrientos explicó que los nicaragüenses que deseen acceder a la vacunación deben presentar sus documentos personales y hacer el trámite correspondiente en la Dirección de Migración y Extranjería. «En Migración deben explicar que vienen por un tema de salud y hacer el registro correspondiente; debemos evitar aquellos puntos ciegos donde muchas personas pretenden cruzar para llegar a los centros de vacunación».
Las autoridades hondureñas detallaron que se está atendiendo a miles de ciudadanos sin restricción alguna. Están dividiendo a los asistentes en tres grupos: adultos mayores y discapacitados, otra de menores de edad y todas las personas en general.
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El jefe de la regional sanitaria de Choluteca, José María Pagoada, destacó a medios hondureños que ellos tenían una alta demanda de nicaragüenses en esta región y al tener un alto número de vacunas se solicitó la aprobación para ayudar a este país.
«Hemos instalado centros de vacunación, tanto en La Fraternidad como en Guasaule. Sabemos que ellos no tienen acceso a la vacuna y son cuestiones de solidaridad, como dice el presidente Juan Orlando Hernández», detalló Pagoada.
Recalcaron que la decisión también se debe a que al haber nicaragüenses no vacunados pueden convertirse en un riesgo porque puede haber mutaciones de cepas y esto afectaría a todos los países centroamericanos.