El padre Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de la ciudad de Masaya, considera que las próximas elecciones presidenciales en Nicaragua son «ilegítimas, adornadas» porque el país vive bajo un régimen que trata de continuar en un «estado de terror». También que existe un «pequeño grupo de tristes candidatos», que según el sacerdote no representan a la oposición porque fueron «elegidos» por la pareja presidencial Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«La Iglesia no es enemiga del Estado. Los sacerdotes, los obispos no andamos buscando ningún puesto político, ningún ministerio, ninguna diputación, ni nadie pretende llegar a ser presidente. La Iglesia hace su rol profético de anunciar la buena noticia del reino de Dios, pero también la Iglesia denuncia las injusticias, y acompaña a su pueblo, como buen samaritano; no estamos para complacer a ningún opresor», afirmó Román en entrevista en el programa Esta Noche.
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El sacerdote explicó que la Iglesia siempre ha alzado su voz, y ahora en tiempo de elecciones y crisis sociopolítica lo hace en «defensa de los derechos humanos». Además, ha pedido siempre la liberación de todos los presos políticos, porque «están ahí injustamente, están siendo secuestrados porque ellos no han cometido ningún delito».
Ese papel de denuncia de la Iglesia les ha valido persecución por el régimen, que los calumnien, ser víctimas de campañas de desprestigio, asedio a los templos y hasta el exilio, como es el caso de monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua.
«Al mismo Jesucristo, los fariseos le llamaron demonio, borracho, amigo de pecadores, así que no estamos exentos de todo aquellos que no estamos aplaudiendo este sistema, que también se nos ataque con epítetos. Sin embargo, el pueblo es consciente y conoce la voz de su pastor. Por sus frutos lo conoceréis, el pueblo sabe los frutos que dan ellos, y los frutos que puede dar la Iglesia en su papel de guía del pueblo de Dios», explicó el sacerdote, que actualmente se encuentra en Miami.
«La Iglesia tiene que llevar ese acompañamiento al pueblo, no solamente en la alegría, sino en los tiempos de sufrimiento como los que estamos viviendo, que hemos tenido que salir a la calle, a levantar muertos, a sanar heridos. No concibo una Iglesia con un bozal por temor», añadió.
Nicaragua está a las puertas de un proceso electoral catalogado por la comunidad internacional como una «farsa e ilegítimo» porque el dictador eliminó toda competencia, canceló la personalidad jurídica a tres partidos políticos, encarceló a los principales candidatos presidenciales, apresó a líderes opositores y seleccionó a sus «competidores» que lo acompañarán en la boleta electoral.