El recién juramentado presidente de Perú, Pedro Castillo, de ideología izquierdista, como en un acto de imitación a su homólogo nicaragüense, el dictador Daniel Ortega, anunció que no va a trabajar desde la antigua Casa de Gobierno, conocida como Casa de Pizarro; y que ese histórico edificio pasará a ser la sede del Ministerio de las Culturas.
Durante el acto de juramentación en el Parlamento peruano, dominado por la oposición, el profesor Castillo, que llegó al poder con el partido Perú Libre, anunció que sus oficinas oficiales ya no estarán en la Casa de Pizarro, pero no especificó desde donde despachará, algo parecido a lo que hizo Ortega en Nicaragua cuando llegó al poder en el 2007, que trasladó el despacho presidencial a su propia casa donde también opera la sede central de su partido político el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
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«Queridos compatriotas, debo decirles que yo no gobernaré desde la Casa de Pizarro, porque creo que tenemos que romper con los símbolos coloniales para acabar con las ataduras de dominación que se han mantenido vigentes por tantos años. Cederemos este palacio al nuevo Ministerio de las Culturas para que sea usado como un museo que muestre nuestra historia, desde sus orígenes hasta la actualidad», dijo el nuevo mandatario al final de su discurso inaugural en el Congreso, donde recibió la banda presidencial de manos de la titular del Legislativo, María del Carmen Alva.
En su momento, Ortega, en Nicaragua, cuando juramentó su primer periodo en el 2007, también anunció que la Casa de Gobierno oficial ya no sería el edificio que para tal fin se construyó durante la administración de Arnoldo Alemán, a un costo aproximado de 10 millones de dólares, sino que esas instalaciones pasarían a ser «La casa de los pueblos»; la cual se usa escasamente para algunas reuniones con presidentes o eventos donde están involucrados países aliados de Ortega como Venezuela o Cuba.
Actualmente, Ortega y su vicepresidenta, que además es su esposa y vocera, Rosario Murillo, despachan desde sus aposentos privados, donde entra quien él quiere y solo recibe a quien se adapta a las normas de su casa. El edificio presidencial, de estilo clásico moderno, quedó como un gran mamotreto solitario que hay que mantener a costa de los impuestos de los nicaragüenses.
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En Perú, el izquierdista Castillo también esconde la ubicación de su despacho pasando por encima de la ley, que exige a todos las dependencias del Estado que deben transparentar sus actividades dando a conocer lo que en ellas se hace.
Exigen transparencia
Mientras el presidente Castillo trata de mantener en secreto dónde serán sus oficinas y cómo será su estilo de trabajo, el Consejo de Prensa Peruano exigió al mandatario que revele la información de las actividades estatales.

«El Consejo de la Prensa Peruana expresa su preocupación por el secretismo con el cual se están desarrollando las reuniones del presidente de la República Pedro Castillo. A la fecha, en vista que no están utilizando las instalaciones del Palacio de Gobierno, no se sabe con certeza dónde despacha el mandatario, lo cual limita la transparencia a la que está obligado un gobierno democrático», dice un comunicado de ese gremio.
La prensa peruana advierte que la Ley 28024 y su reglamento, el decreto supremo 120-2019, que regulan la gestión de intereses, obliga a transparentar el detalle de las reuniones en el ejercicio de la función pública.
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«El Artículo 16 de la Ley, exige que las instituciones públicas, entre ellas la Presidencia de la República, deben contar con un registro de visitas en línea donde se consigne información sobre las visitas que reciben funcionarios públicos, como nombres, identificación, a quién representa, el motivo de la reunión y la hora de entrada y salida. Esta información debe publicarse de manera transparente en el portal web de cada entidad», agrega la organización periodística..
Asimismo, indican que «el Consejo de la Prensa Peruana exhorta al presidente Castillo y a todos los funcionarios públicos a que transparenten sus reuniones y despacho, como corresponde según la Ley».
Castillo también quiere cambios constitucionales
En un discurso bastante similar al utilizado por los Ortega-Murillo, el recién electo presidente peruano prometió un «Gobierno del pueblo para el pueblo» y convocó a todos a reconstruir el país en unidad. Aseguró que una vez que termine su gestión, el 28 de julio del 2026, retomará sus labores docentes, además, anunció que buscará una nueva Constitución, sin dar detalles de los cambios que desea hacer.
«Convoco a todos los peruanos, a los hombres y mujeres de esta patria, sin distingo de esta naturaleza, para decirles que ahora es el tiempo de la reconstrucción, de la gran unidad nacional. Esta es una tarea que nos compromete a todos, lo haremos en democracia, buscando la concertación nacional, asegurando una vez más que el 28 de julio del 2026 regresaré a mis labores docentes de siempre», enfatizó.
Además, expresó que la carta magna de Perú necesitaba cambios y que esos cambios serían a través de una constituyente, lo que prometió hacer dentro de los cauces legales.