Este 31 de julio, se cumple un año del atentado a la capilla de la Sangre de Cristo, en la Catedral Metropolitana de Managua. La acción provocó un incendio que llevó a que la imagen con más de 300 años de historia quedara carbonizada, pero en pie. El «acto terrorista», a como lo tildó la misma Iglesia católica, conmocionó a todo el país. Los religiosos han estado en el punto de mira desde el estallido social de abril 2018 por mostrarse cercanos a los manifestantes azul y blanco y respaldar actividades para respaldar a los golpeados por la represión orteguista. En medio del hostigamiento a los religiosos, ese «atentado» fue catalogado como lo «peor».
Los feligreses recuerdan ese trágico momento en donde un sujeto encapuchado, que hasta la fecha no se ha logrado identificar, lanzó una bomba molotov a la capilla, ocasionando un incendio en el área donde permanece la imagen y en donde también está expuesto el Santísimo. La Arquidiócesis de Managua señaló lo ocurrido como «un acto de sacrilegio y profanación».
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A pesar que el área quedó bastante afectada por las llamas, los creyentes permanecen visitando el lugar para dejar sus plegarias ante la imagen de la Sangre de Cristo. La reliquia de la iglesia Católica en Nicaragua llegó hace 382 años y es una de las imágenes más antiguas y sagradas que tiene el país.

A un año de la tragedia los nicaragüenses recuerdan el doloroso acto y la Arquidiócesis de Managua ha programado este sábado, 31 de julio, una eucaristía de desagravio.
Por su parte, la vocera y vicedictadora Rosario Murillo dijo que el fuego fue provocado por «una veladora», mientras que el arzobispo y cardenal Leopoldo Brenes dejó claro que lo ocurrido en el templo religioso fue «un acto terrorista planificado», desmintiendo así las declaraciones de la vicepresidenta designada por el Consejo Supremo Electoral.
La versión de Murillo fue avalada por su Policía. En la supuesta investigación determinaron, según el comisionado general Jaime Vanegas, que no hubo mano criminal, aunque testigos afirman que un sujeto de identidad desconocida lanzó una bomba molotov.
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Cabe mencionar, que el incendio provocado se registró luego de los ataques a las capillas El Carmen, perteneciente a la parroquia Nuestro Señor Redentor, en el municipio de Veracruz, y Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en la comunidad de Los Brenes, del municipio de Nindirí.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) hace un año recordó que «no es la primera vez desde abril 2018 que los templos religiosos han sufrido ataques de quienes gustan más de las tinieblas que de la luz», en referencia a la postura que han mantenido los religiosos de denuncia acerca de los atropellos y violaciones a los derechos humanos que ha cometido el régimen Ortega-Murillo.
Los religiosos luego del ataque a la capilla de la Sangre de Cristo anunciaron que estaban recibiendo donaciones a través de cuentas bancarias con la intención de restaurar la imagen sagrada, la que aún está siendo evaluada por expertos de Guatemala.