El exmandatario de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, advirtió que la crisis en Nicaragua podría extenderse al punto de convertirse en una «Venezuela» de la región centroamericana; lo que urge acciones concertadas por parte de los demócratas para impedir el aparente designio del dictador Daniel Ortega.
En una entrevista con la cadena BBC Mundo, publicada este jueves, 17 de junio, el expresidente costarricense 2014- 2018 indicó que Nicaragua enfrenta «un momento sumamente crítico en la historia del país», caracterizado por una represión en la fase electoral que se suma a la crisis económica, política y sanitaria que el país arrastra hace años.
Señala que es una continuación de la matanza de 2018 cuando los actos, incluso, fueron peores porque acabaron con más de 320 vidas y se cometieron crímenes de lesa humanidad. «Ahí se violó, se torturó, además de asesinar a mansalva a estudiantes indefensos», recordó Solís.
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En esa línea, el historiador sostuvo que el actual desparpajo de Ortega no se trata de una nueva etapa represiva porque los actos arbitrarios e injustificados los ha venido cometiendo desde hace años, pero ahora «pareciera regodearse ante la opinión pública internacional, ante la cual se muestra completamente burlón, me parece que no tiene precedentes en la historia no solamente de Nicaragua, sino de América Latina».

«Lo califico como una dictadura… lo que hay es un remedo de administración de la justicia. Es un gobierno que no solamente ya pareciera querer perpetuarse en la figura de la vicepresidenta y esposa del dictador (Rosario Murillo), sino que además quiere hacerlo sofocando todas las voces de la oposición legítima, civil y pacífica», señaló Solís.
Añadió que en este momento, a cinco meses de las elecciones generales en el país, uno esperaría que Ortega buscara un acomodo para convivir con la oposición con un régimen que ya controla la Asamblea Nacional, sin embargo, ha hecho todo lo contrario: «ha aumentado la apuesta en el sentido de impedir que haya un recambio». No se sabe si es miedo, si intenta no repetir bajo ninguna circunstancia la derrota de los 90, o habrá interiorizado la consigna de los ´80 de «resistir es vencer», reflexionó el politólogo.
«Francamente, hay mucha obscuridad en esa actitud», mencionó. Pero, Solís descarta que el dictador pueda usar a los opositores encarcelados como «moneda de cambio» ante la comunidad internacional con el fin que estos queden excluidos de las elecciones, porque mas que una «transacción» sería un «chantaje».
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«No me imagino a ningún gobierno avalando la tesis orteguiana hoy de cárcel y palo para la oposición como una forma de alimentar una transición hacia un régimen democrático», recalcó.
Subrayó que la comunidad internacional ha hecho lo posible en las actuales cincunstancias y las opciones diplomáticas se están agotando, y hay una preocupación manifiesta en Estados Unidos y la Unión Europea.
«Después habrá que moverse a la siguiente etapa, que podrá tener otras condiciones y características, incluida mediación internacional, a lo mejor de alguno de los países que todavía son amigos de Ortega y no se han convertido ellos mismos en gobiernos igualmente arbitrarios y dictatoriales. Tal el caso, por ejemplo, del gobierno argentino o mexicano, que quizá puedan hacer algún tipo de gestión para que haya un entendimiento que evite la violencia», adelantó el exmandatario.
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«Imagino que el gobierno argentino y especialmente el mexicano podrían estar esperando que esta crisis requerirá dentro de pocas semanas o días que haya países que no estén ubicados en los dos lados de la línea y que ellos podrían ofrecer sus buenos oficios para lidiar entre las dos posiciones. Pero también podría ser que simplemente estén manifestando desde antes una suerte de complicidad con Nicaragua», añadió.
Con la manifiesta violación a los derechos humanos y cárcel ilegítima para la oposición política de manera selectiva, «no veo como un gobierno puede ampararse bajo la presunción de no intervención frente a actos de tanta gravedad», dijo.

Sin embargo, el expresidente avizora un panorama aún más obscuro para Nicaragua. Ve cada vez más difícil que se logre celebrar elecciones justas con observación internacional y legítimas con más de cien presos políticos. «Me parece prácticamente imposible. Pero mi espíritu democrático y cívico me hace rechazar de plano la idea de que no exista una salida pacífica a esa crisis», dijo.
Al preguntársele si ¿ve al mismo tiempo el riesgo de que en Nicaragua pase lo que ha ocurrido en Venezuela en últimos años: que la crisis se extienda y profundice indefinidamente por falta de una salida efectiva? Respondió: «Sí, lo veo».
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«Es una posibilidad que está sobre la mesa y que miro con suma preocupación. Nicaragua ha seguido ese mismo derrotero… Me parece que (los gobiernos de la Alianza Bolivariana para las América (Alba) están caminando en esa dirección y que eso es inaceptable. No podemos tener otra Venezuela: si Nicaragua se sale con la suya marca un precedente y un ejemplo nefasto para América Latina»
«Los demócratas tenemos que actuar de manera concertada para hacer todo lo posible e impedir que ello ocurra», finalizó.
Que tiene que meterse en asuntos de nuestra Nicaragua el idiota de Luis Guillermo Solis ex presidente de Costa Rica, que recuerde el escándalo que hay de funcionarios públicos de su país, seguro que sus negocios esta incluido en la corrupción. Que no se crea una pétalo de rosa, que respete nuestro país