El comportamiento de la pandemia del COVID-19 en Nicaragua sigue un comportamiento ascendente, en una segunda ola de contagios que se presenta más lenta que al inicio pero no está controlada y no hay cifras que indiquen que se esté alcanzando la inmunidad de rebaño, según explica el experto en epidemiología Leonel Arguello Yrigoyen, del Comité Científico Multidisciplinario (CCM).
Ante la interrogante de que si las cifra de fallecidos por la pandemia en Nicaragua sigue siendo baja o se ha desacelerado, el especialista en epidemiología explicó a Artículo 66, que «es una epidemia, que se comporta similar al resto de los países, con olas grandes y pequeñas, que responden al comportamiento social, especialmente al relajamiento de medidas de prevención. Estamos en epidemia de la COVID-19 desde el primer trimestre del año pasado, la misma no está controlada, y su comportamiento siempre ha sido ascendente o hacia arriba, con una ola inicial donde se acumularon casos y se presentaron de forma explosiva, cuando se presentaron los llamados entierro exprés y hospitales llenos, luego la epidemia siguió con olas pequeñas en municipios, desde noviembre entramos en una segunda ola, (que) va para arriba de forma no explosiva, más lenta pero progresiva».
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El primer caso de contagio de coronavirus en Nicaragua fue anunciado por las autoridades de salud en marzo del 2019, desde entonces, según el Observatorio Ciudadano del COVID-19, se han registrado en el país, un total de 13.312 casos sospechosos, los que han sido verificados en todos los departamentos y regiones autónomas. El Coronavirus ha tocado a 141 municipios, que representan el 92% de las municipalidades de Nicaragua.
Asimismo, la organización de la sociedad civil que se encarga de vigilar el comportamiento de la pandemia registra, hasta el 24 de marzo del presente año, un total de 3.014 muertes por neumonía o sospechosas de COVID-19, ocurridas en 17 departamentos y regiones autónomas del país.
Para el doctor Argüello, los fallecimientos numerosos que provocaron los «entierros exprés» el año pasado, al inicio de la pandemia, no se han repetido hasta ahora porque «este comportamiento en Nicaragua es igual al ocurrido en otros países, que ya van por su tercera, y algunos, la cuarta ola. Nicaragua no es una excepción, excepto porque los casos no se hacen público, se ha vuelto un estigma, la gente prefiere que su familiar fallezca en casa».
El Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo han optado, según expertos en epidemiología, por el silencio y el ocultamiento de los cifras reales de incidencia del COVID-19. De acuerdo con la escueta información que brinda el Ministerio de Salud (Minsa) cada semana, los contagios de coronavirus ascienden a 6,629 desde que se conoció del primer caso, que fue anunciado el 18 de marzo de 2020.
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El comunicado del Minsa, que cubre la semana que va del 16 al 23 de marzo, reporta 47 nuevos contagios, es decir, dos casos más que la semana anterior y el deceso de una sola persona a consecuencia del virus con el que, según las cifras oficiales se totalizan de 177 personas fallecidas por la pandemia.
Sin embargo, el experto del CCM considera que en Nicaragua no se puede asumir que la pandemia esté controlada y menos que se haya alcanzado algún nivel de inmunidad.
«No hay inmunidad de rebaño, ningún país en el mundo la ha tenido, y a lo más que han llegado (algunos países) es al 20%. La única forma de lograrlo es llegar al 80% de la población vacunada, no hay otra forma, además los anticuerpos se bajan cada mes, tenemos nuevas variantes, olvídense que la inmunidad de manada, que siempre fue un abordaje incorrecto, funcionará. Por otro lado, entre 35 y 55% de la población quedará con daños permanentes, contagiar gente es arriesgar a una complicación, muerte o daño permanente en la salud, en la calidad y expectativa de vida», advierte el epidemiólogo.
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Argüello insistió en que las características de la epidemia en Nicaragua es similar al resto de países en el mundo, «la primera ola explosiva y fuerte atacando a la gente mayor de 60 años, el período entre la primera y la segunda ola, así mismo esta última, afectando a más gente joven, producto de que el mayor de 60 años se cuida más. Nuevamente el comportamiento está ligado al comportamiento social y a las medidas higiénicas. En el caso de Nicaragua la epidemia se comporta de forma natural ya que hay poca intervención generalizada de prevención».
Peligro de contagio en semana santa
Ante la gran cantidad de actividades de aglomeración que se registrarán en esta Semana Santa, el doctor Argüello indicó que «cualquier aglomeración de gente, incrementa el número de personas con virus, aumenta la cantidad de virus en el lugar donde la gente se expone al mismo por un período de más de 15 minutos, donde normalmente no toman las medidas de prevención de distanciamiento uso de mascarillas, por tanto la posibilidad de contagiarse es altísima».
Y agregó que «lo lógico a esperar después de las vacaciones de Semana Santa es que aquellas personas que no tomaron las medidas de prevención, se contagien y comencemos a ver en 2 a 4 semanas un número mayor de casos de enfermos, que si son jóvenes en su mayoría, tendremos un subregistro más grande, ya que pocos se complicarán, no obstante pueden llevar el virus donde sus padres y abuelos, y después de 4 semanas podremos ver más casos, aumentando, de forma progresiva y lenta que tenemos de la segunda ola. Recordemos que datos oficiales no hay, por lo tanto, precisar el dónde, cuándo y cuántos, es muy difícil en este país».