El organismo Transparencia Internacional dio a conocer su más reciente informe sobre corrupción en el mundo y Nicaragua sigue siendo visto como el tercer país más corrupto de Latinoamérica, solo detrás de Haití y Venezuela, según el último índice de 2020 presentado este jueves, 28 de enero.
El Índice de Percepción de la Corrupción (CPI por sus siglas en ingles) fue enfocado sobre todo en los sistemas de Salud de 180 países del mundo y revela que la corrupción está socavando los sistemas sanitarios y contribuyendo al retroceso democrático en plena pandemia del COVID-19.
En el caso de Nicaragua, aparece calificada con 22 puntos de cien, con los que se mide el índice de corrupción de los estados evaluados. Seguidamente están Venezuela que obtuvo 18 puntos y luego Haití, que fue calificado con 15 puntos. Es decir, Haití al igual que Nicaragua coinciden con ser los más pobres y a la vez ser vistos como los más corruptos de la región latinoamericana.
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La abogada y experta en temas de transparencia y anticorrupción Marta Molina explicó que esa percepción que recae sobre Nicaragua es muy lamentable y sobre todo porque afecta al país en temas de inversión, pues nadie quiere invertir en una nación que es percibida como «altamente corrupta».
«Hoy hemos amanecido con la trágica noticia que Nicaragua ha sido nuevamente aplazada en materia de corrupción de acuerdo con la evaluación de Transparencia Internacional. Seguimos en la lista de los tres países más corruptos de América Latina. El Índice de Percepción de la Corrupción del año 2020 refleja que Nicaragua se mantuvo en el mismo puesto respecto a 2019. Nicaragua, Haití y Venezuela los países que obtuvieron el peor desempeño, con 22, 18 y 15 puntos respectivamente. Nicaragua se encuentra en la lista de países que han empeorado significativamente en materia de corrupción. Desde el año 2012 ha descendido a -7 puntos», lamentó la experta.
La experta anticorrupción explicó que Transparencia International (TI) es una organización reconocida a nivel mundial porque posee una amplia trayectoria y reconocimiento al estudiar los procesos de corrupción de diferentes países. Cada año publica el IPC, que es un instrumento que proyecta los niveles de corrupción percibidos en el sector público. Mide aspectos como el soborno, uso del cargo público para beneficio privado, desvío de fondos públicos y el nepotismo en la función pública.
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«La administración pública de Nicaragua ha estado al margen de someterse a la rendición de cuentas, no permite el acceso a la información pública aunque la Ley de Acceso a la Información pública obligue a las instituciones que den a conocer los datos más importantes del quehacer diario», critica Molina.
La abogada mencionó que Transparencia Internacional ha recomendado a los gobiernos cuatro puntos básicos: Reforzar las instituciones supervisores de modo que los recursos lleguen a las personas que más lo necesitan; que se practiquen procesos de contratación abierto y transparente para combatir irregularidades, identificar conflictos de interés y garantizar precios justo. Además, defender la democracia y fomentar el espacio público a fin que los ciudadanos puedan pedir cuentas a sus gobiernos, y por último publicar datos relevantes y garantizar el acceso a la información.
De acuerdo con Molina, Nicaragua ha presentado un comportamiento con una tendencia estrepitosa en cuanto al IPC. En el año 2012 la puntuación obtenida fue de 29 sobre 100 alcanzando una posición de 130 de 174 países evaluados. En los años 2013 y 2014 la puntuación para Nicaragua fue de 28 sobre 100, con una posición de 127 entre 177 países y 133/174 respectivamente.
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La situación del país empeoró en 2015 al llegar a una puntuación de 27/100 con una posición de 130 entre 167 países. En los años 2016 y 2017 siguió desmejorando, al obtener el puntaje de 26/100 con una posición de 145 de 176 estados y 151 entre 180 respectivamente. En el año 2018 el puntaje fue de 25/100 con una posición de 152/180. Ya en el año 2019 históricamente el país llegó a una de sus peores puntuaciones: 22 puntos de 100 con la posición de 161 entre 180 países y es la evaluación que repite el el 2020.
El Índice de Percepción de la Corrupción posee una escala de medición de 0 a 100. Los países que se aproximan al 0 son los más corruptos y los que se acercan al 100 son los que poseen menores niveles de corrupción.
En una nota de prensa publicada en la página oficial de Transparencia Internacional, tras la divulgación del IPC, el organismo recalca que el seguimiento del año 2020 fue enfocado en los sistemas de Salud de los países evaluados debido a la emergencia que provocó la pandemia del COVID-19, y advierte que «la corrupción está socavando los sistemas sanitarios y contribuyendo al retroceso democrático en plena pandemia».
Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional, dijo a medios internacionales, durante la presentación del informe, que «la COVID-19 no es solo una crisis sanitaria y económica, es una crisis de corrupción. Y no la estamos superando. Hasta donde alcanza la memoria, ningún año ha puesto a prueba a los gobiernos como el que ha pasado, y aquellos que tienen los niveles más altos de corrupción han demostrado menor capacidad para afrontar el reto».
De los 180 países evaluados, con 88 puntos cada una, se ubican Dinamarca y Nueva Zelanda que resultaron ser los mejores evaluados del planeta. Sin embargo, los peores evaluados resultaron ser Siria, Somalia y Sudán del Sur, con 14, 12 y 12 puntos, respectivamente.
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De acuerdo con TI, la corrupción «constituye una gravísima amenaza a la vida y al sustento de los ciudadanos, especialmente cuando se combina con una emergencia sanitaria» y pone como ejemplo a Uruguay, que ha obtenido la puntuación más alta de América Latina (71). Este país realiza una fuerte inversión en sanidad y cuenta con un buen sistema de seguimiento epidemiológico que ha sido de gran ayuda a la hora de afrontar la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas, como la fiebre amarilla y el zika.
No obstante cuando se refiere a los países evaluados como más corruptos, el organismo anticorrupción dice que «lamentablemente, la pandemia les viene bien a los Gobiernos corruptos». dijo Daniel Eriksson, directivo de TI a la agencia alemana Deutsche Welle (DW).
«Gobiernos autoritarios no actúan de forma transparente sobre todo en la adquisición de aparatos médicos y mascarillas, un proceso atractivo para embolsarse dinero en bolsillo propio y para enriquecerse a costa de la población. Aquí podemos decir de forma muy concreta: la corrupción mata», agregó Ericsson al referirse a los países que resultaron con las evaluaciones más bajas y que los ubica como los más corruptos del planeta.